Existe un temor natural al cambio, pero todo en la vida cambia, estés preparado o no. El cambio puede medir nuestra flexibilidad mental según nuestra capacidad de adaptación, ayudándonos a desarrollar la resiliencia al entender nuestra propia capacidad de crecimiento y aprendizaje.

¿Te has puesto a pensar en los cambios que has vivido en los últimos cinco años? Quizás, como ejemplo, has experimentado un cambio de trabajo, el nacimiento de un hijo, una nueva casa, nuevos compañeros, nuevo jefe, la implantación de un nuevo proceso de trabajo,  nuevas herramientas de vida y formas de comunicarnos con los demás, etc.

Si lo piensas bien, en todo este tiempo han cambiado muchas cosas en ti y en tu vida, y puedes tener la certeza de que seguirán cambiando, lo que hace que vivamos casi siempre de forma positiva o negativa todos estos cambios.

Obviamente la naturaleza o tipo de cambio es una variable importante, dado que puede afectar de forma más global o puntual a nuestra vida. En la mayoría de los casos, los cambios que se producen a nuestro alrededor están fuera de nuestro control, pero lo que sí podemos intentar manejar es lo rápido o lento que nos adaptamos a ellos.

Manejando nuestra flexibilidad mental:

La vida se nos va mientras decidimos si nos empeñamos en ver lo negativo de lo que nos sucede, o exploramos las posibilidades que se nos ofrece. Si nos comportamos como víctimas o tomamos las riendas de la nueva situación… todo ello conlleva distintas habilidades y actitudes y sin duda una de ellas es la flexibilidad.

La flexibilidad es la capacidad de adaptarse a las circunstancias, a los tiempos y a las personas, modificando nuestras actitudes, puntos de vista o comportamiento.

Las personas flexibles son capaces de aprender a ver las cosas como son y no como querrían que fueran, por lo que pueden adaptarse a circunstancias cambiantes.

Aquí pretendemos que descubras cuáles son los frenos y resistencias al cambio que generas, ya que nuestra rigidez mental nos puede llevar a situaciones muy difíciles. Por ello queremos proponerte alternativas para trabajar tu flexibilidad, esperando ser de gran ayuda para tu evolución personal.

Qué es tener una mente más abierta y flexible?

Tener una mente abierta significa ser receptivo a nuevas ideas y diferentes opiniones o puntos de vista. Esto suena razonable, aunque el problema aparece cuando hay demasiadas opiniones. Si damos crédito a todas las opiniones, tenemos una mentalidad abierta, lo que implica estar en disposición de escuchar las propuestas de los demás, incluso si van en contra de nuestro criterio. Lo siguiente es valorar estas opiniones y decidir si las consideramos acertadas.

El ejemplo del bambú y el roble:

La historia del bambú y el roble nos deja una interesante reflexión, ya que siendo el roble grande y muy fuerte, no es capaz de resistir una tormenta porque al no poder doblarse, cede y se quiebra. Mientras que el bambú, delgado y flexible, se mueve al vaivén del viento y se dobla en armonía hacia donde los vientos se dirigen. Tras la tormenta, el único que queda de pie es el bambú… listo para soportar otra tormenta!

A veces, lo único que podemos hacer es enfrentar el cambio sin importar si nos gusta o no. Muchas personas odian el cambio, pero otros lo esperan. La resistencia al cambio es normal, pero muy destructiva.

Considera cada problema de tu vida como una tormenta y decide si te comportas como un bambú o como un roble 

El cambio suele ser difícil para quien lo experimenta, pero es necesario, ya que para tener éxito en cualquier campo que te propongas, debes moverte siempre hacia el cambio, y desarrollar un sentido de adaptación permanente. Si no consigues lo que anhelas de inmediato, no te desesperes, porque probablemente solo estás echando raíces profundas y fuertes como el bambú para luego crecer.

La importancia de tener apertura mental:

Las personas que no poseen apertura mental son poco o nada flexibles y les asusta demasiado el cambio, pues tienen miedo a lo desconocido, no tienen una habilidad para cambiar de opinión y aceptar las ideas de otros. Popularmente se dice que son muy cerrados o estructurados.

Si queremos aprovechar al máximo nuestro potencial de éxito en las relaciones personales en los negocios y en la vida en general, es importante tener una mente abierta flexible y desestructurada. Lo mejor es no limitarse a sí mismo a una infinidad de cosas que se pueden hacer y lograr… ¡si abrimos nuestros ojos al mundo veremos las cosas que están a nuestro alcance! El mundo está lleno de colores, de matices, y las posibilidades son infinitas, pero abrirnos al mundo desconocido resulta todo un desafío y a veces genera temor.

Si tenemos apertura mental ante todas las posibilidades veremos que la vida es mucho más de lo que creemos y que las oportunidades realmente son abundantes en todos los sentidos. Tenemos que aprender a pensar diferente, y para ello hay que ponerse a sí mismo a prueba.

Cuestiona las cosas un poco más, no hay por qué aceptar las cosas tal como te las presenta el sistema o los demás… Si algo te confunde o no encaja, no dudes en cuestionarlo. Aprende a pensar más allá de lo que está delante de ti. Es necesario comprender que todo está conectado y tu poder para anticipar y pensar en el futuro puede ayudarte enormemente no tener miedo a equivocarte.

Arriesgarse de vez en cuando es necesario. Si tienes demasiado miedo a cometer errores nunca harás nada, tampoco crecerás personalmente al no permitir que otras personas te sirvan de inspiración.

La apertura mental está muy relacionada con la humildad pues quien cree saberlo todo nunca podrá aprender de los demás y no será capaz de replantearse o cuestionar sus ideas o creencias.

Es necesario pensar diferente para liberarse de las propias limitaciones. Las personas de mente abierta tienen más posibilidades de alcanzar todo su potencial en la vida porque arriesgan, se atreven, exploran y no se quedan con la opción más fácil. Las personas con flexibilidad mental son buscadores incansables, inconformistas, y siempre están dispuestos a aprender de todos y de todo.

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