Una infidelidad no solo rompe la confianza
Cuando hablamos de infidelidad, la primera afectada que se nos viene a la mente es la confianza. Pero resulta que una infidelidad es un como un tsunami para una relación, que no solo se lleva la confianza por el medio, sino muchos otros elementos.
Mencionemos algunos de ellos:
La autoestima:
Quizás quien comete la infidelidad la utilice como mecanismo para elevar una autoestima deteriorada. Pero para quien es víctima de la infidelidad de su pareja, puede ver su autoestima golpeada, por el hecho de que su pareja está buscando en otro sitio, lo que solo debería recibir de la persona con la que mantiene una relación de exclusividad.
El deseo sexual:
Cuando se sabe que la pareja ha estado con otra persona, las relaciones sexuales pueden verse afectadas. Se produce rechazo, inapetencia e intolerancia ante el sexo con la pareja.
La camaradería:
Se vulneran los acuerdos de amistad, al perderse la confianza en un aspecto, se pierde en otros y esa relación de complicidad, de amistad, de camaradería se viene abajo.
Los proyectos comunes:
El no saber qué esperar de la persona que está a tu lado, el haberse roto una imagen en cuanto a la lealtad, puede dar paso a que no se apueste por un proyecto común.
El respeto:
Es evidente que si una persona es infiel, le está faltando el respeto a su pareja, a sí mismo y su compromiso con la relación. Luego de que el respeto se pone en entredicho, se esperan muchas otras manifestaciones de su ausencia.
El aprecio:
Dejamos de querer cuando nos decepcionamos, cuando una persona en la que depositamos sentimientos y de quienes esperábamos algo relacionado con el afecto y el respeto, nos engaña. Es un dardo al aprecio, a los sentimientos de valoración, de reconocimiento e incluso de agradecimiento por poder compartir la vida o un trozo de ella con alguien.
La consideración:
Normalmente cuando resultamos engañados, le restamos importancia a que la otra persona se encuentre en la mejor posición en la que podríamos contribuir.
El amor:
El amor se resiente, se deprime, se estanca luego de una infidelidad. Quien fue infiel se puede cuestionar si seguir en una relación en donde quizás no se encuentra satisfecho y quien fue víctima de infidelidad se cuestiona el amar al otro, se siente culpable, puede tener miedo de que vuelva a ocurrir y todo ello que ronda en su mente, será lo contrario al amor, aunque quizás en su nombre hayan decidido continuar.
Ciertamente hay agravantes en una infidelidad, pero desde la más pequeña a la más grotesca actúa como el fuego en la madera, la consume, la maltrata. Inclusive cuando el proceso de transformación de como resultado la más especial obra, el proceso para llegar allí resultó doloroso y deberíamos pensárnoslo muy bien antes de someter a quien amamos y a arriesgar lo que hemos construido, antes de darle paso a la infidelidad en nuestra relación.
Es válido cansarse de lo mismo, no querer estar más, querer probar nuevas experiencias, pero no es válido llevarnos a las personas que nos quieren por el medio. Así que si consideremos las opciones de tomar un tiempo, de separarnos, de darnos un espacio para poder pensar mejor lo que queremos, antes de dar pasos que dañen.
La infidelidad siempre es una nube negra y la lluvia que sale de ella, no da paso jamás a la felicidad verdadera. Puede ofrecer placer, desahogo, lujuria, novedad, pero ello satisface nuestro ego… La felicidad tiene que ver con un estado del alma, que solo se sostiene cuando nos sentimos tranquilos con nuestro proceder.
Así que antes de ser infieles, pensemos en todo lo que ponemos en juego y lo que podemos quebrar.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com