Hay quien no tiene idea de qué hacer con su propia vida, pero sí con la tuya

Hay quien no tiene idea de qué hacer con su propia vida, pero sí con la tuya
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Me llama poderosamente la atención, la dedicación que pueden dirigir algunas personas a pretender controlar la vida de los demás. Incluso cuando sus propias vidas no reflejan para nada lo que es tener un norte o un propósito establecido.

Si cada uno de nosotros se dedica a hacer su vida más bonita, a sentirse realizado con lo que hace, con las cosas a las cuales dedica su tiempo. De seguro tendríamos mucho menos tiempo de mirar la vida de los demás e intentar ajustarla a lo que a nosotros nos parece que está bien.

Ayudar no siempre ayuda

Es perfecto ayudar a los demás, pero incluso lo que consideramos una ayuda, puede resultar contraproducente para quien la recibe. Es por ello que el sentido común debe ser un elemento clave y el respetar el derecho de cada quien a vivir su vida como quiere, incluso cuando esa manera difiere con la nuestra, si queremos intervenir en la vida de otros.

Aprendamos a filtrar cuando miramos la vida de los demás, tratando de determinar si realmente necesitan una intervención de nuestra parte. Ayudar tiene muchas caras. A veces lo que consideramos tender una mano, inutiliza a quien la toma, la hace inconsciente de que tiene sus dos manos para proveerse de lo que necesite. A veces el trazarle el camino de alguien más, solo lo aleja de su verdadero propósito.

Y normalmente no lo hacemos por mal, por perjudicar o complicarle la vida a alguien a quien le estamos dedicando tiempo para ver qué hace con su vida, a veces superior al que le dedicamos a la nuestra.

Elementos a considerar para tocar la vida de los demás

Puede ser que sea más sencillo mirar el tablero de juego desde otro ángulo y no desde la posición de jugador e incluso pude ser que nuestra intervención sea lo más valioso y oportuno que alguien pueda recibir, pero hay que dejar claras varias cosas:

  • Debemos respetar la libertad de los demás de decidir vivir y hacer lo que quiera y le parezca conveniente. Es su vida.
  • Dentro de respetar la decisión de los demás, está el respetar que la persona a la cual estamos de alguna manera tocando su vida, decida mantenernos al margen.
  • Debemos ocuparnos de nuestras vidas, con mucho más interés del que nos despierta la vida de cualquier otra persona.
  • Es oportuno evaluar lo que ofrecemos a los demás.
  • Debemos asegurarnos de que aportamos algo positivo y que el otro está en disposición de recibir.
  • Si vamos a criticar, menospreciar o juzgar, podemos ahorrarnos cualquier tipo de intervención.
  • Debemos autolimitarnos, la vida de los demás no es una extensión de la nuestra, por lo que tenemos que hacer el mejor uso de los recursos.
  • Todo lo que hagamos debe ir en el marco del respeto, no podemos imponernos, ni sentirnos superiores y mucho menos humillar a quien deseamos de alguna manera ayudar.
  • Si no es evidente que estamos aportando algo, desde cualquier punto de vista, si hay alguna duda en las intenciones, es mejor no hacerlo.

El permitir a los demás ser, es clave

Como vemos hay una delgada línea entre la generosidad, el ayudar, el estar allí cuando nos necesiten y el invadir la vida de otro, imponernos, pretendiendo que modifiquen sus vidas como a nosotros nos parece, incluso cuando estamos seguros de tener la razón.

Cada quien está viviendo su experiencia y a nadie le gusta que jueguen por ellos, así solo sea lanzar los dados. Los errores a veces son los que más nos hacen crecer y la verdad es que nunca sabemos cuándo algo realmente es un error y cuándo un escalón necesario para llegar a donde queremos… Permitamos a cada quien vivir su vida y vivamos la nuestra procurando el bien propio y ajeno, con todo lo que ello implique.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.com


Sara Espejo