Los niños y las tareas en tiempos de Coronavirus
Parece que con mayor capacidad de propagación que cualquier virus, se mueve la ola educativa a nivel mundial buscando preservar los años escolares y que esta crisis no represente un atraso para los estudiantes, ni una pérdida de tiempo, ni una ruptura en sus dinámicas habituales.
Como madre sería la más interesada en que lo que ocurra fuese lo mejor para mi hijo, incluso si esto representa alguna recuperación posterior del tiempo perdido. La intención que prevalece por parte del cuerpo docente parece ser el de mantener el ritmo académico en una situación extrema jamás vivida por las familias afectadas y menos por los niños que hoy se encentran en condiciones de aislamiento. Sin considerar que la mayoría de los padres no somos docentes, ni pretendemos competir en ese rol.
Hay mil chistes al respecto rodando en redes, grupos de mamás quejándose, correos con solicitud de reconsideraciones enviados a maestras sin ningún efecto y la realidad es que la hora de la tarea se ha convertido en tantísimos hogares en los perores momentos del día y en ningún caso resulta “la hora”, sino que resultan muchas e interminables horas que pueden opacar cualquier otro plan previsto.
Definitivamente no son vacaciones…
Entendemos que esto que vivimos no son vacaciones, pero tampoco debemos pretender que sea un período para dedicarle prácticamente de forma exclusiva a las actividades escolares. Considero que este tiempo no es para mantener el ritmo que llevábamos, sino justamente para cambiarlo, para entendernos, para compenetrarnos más en cada hogar, compartiendo tiempo de calidad, enseñando a los niños a hacer cosas distintas, jugando, tratando de hacerles el encierro un tanto más llevadero y salir de esta situación con afectos fortalecidos, no con traumas que todos en el hogar tengamos que reparar.
Se agradece las intenciones, pero podrían cambiar de estrategia, de frecuencia de entrega, de exigencia y procurar algo que realmente se adapte a lo que vivimos. Hay momentos para todo, incluso para protagonizar. Quizás algunos quieran ser recordados en los diferentes momentos históricos trascendentales que vive la humanidad, pero deberían definir de qué manera.
El sistema educativo debería llamarse a la calma y entender que su participación mejor podría estar orientada a un plan de apoyo real a los padres, donde los niños se sientan a gusto con cualquier intervención de su parte. Podrían estar planeando un esquema de recuperación aplicable cuando todo esto acabe y en lugar de estar mandando incluso en algunos casos a dibujar al Coronavirus, lo cual considero inadecuado desde el punto de vista de programación mental, deberían enviar juegos, contar cuentos, hacer dinámicas en línea para que los amigos hablen y se vean luego de tantos días (y los que faltan…).
¿Cómo podría esto limitarse?
Quizás sea necesaria una orden para que esto pare, porque el sentido común no dé para ello, pero bien que sería oportuna una limitación o prohibición del exceso de actividades escolares a las que niños y adultos estamos sometidos. Insisto, debemos aprender a establecer prioridades y sé que hay muchas otras maneras con las que realmente podría disfrutar de mi hijo que con las tareas escolares asignadas… Ahora muchos padres tienen el tiempo que siempre añoraron para estar con sus hijos y no lo pueden disfrutar porque siempre hay una tarea de por medio.
Los niños ni siquiera tienen la posibilidad de renunciar, como lo podría hacer un adulto ante una situación que rebase la lógica y la coherencia con la realidad y definitivamente los padres queremos fomentar la responsabilidad, aun cuando esto haga tambalear una cordura que ya puede verse afectada por miles de realidades que cada familia pueda estar viviendo.
Como madre, hago un llamado al corazón y a la razón de todos los eslabones de la cadena educativa para que tomen las cosas con calma y ello se traduzca en una carga académica lógica y manejable por niños y padres en un momento como el que vivimos.
Por: Sara Espejo – Reencontrate,guru