¿En dónde tienes tu atención?

¿En dónde tienes tu atención?
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Ciertamente estos días representan un reto mental para todos y resulta de vital importancia identificar el punto al cual estamos dirigiendo nuestra atención.

Muchos sin pensar dirán: CORONAVIRUS, lo cual nos debe llevar a la reflexión de ¿qué tan útil puede ser pensar por una cantidad indeterminada, durante días, en un virus? No creo que los científicos que estén trabajando en una posible solución estén leyendo esta entrada, a pesar de que incluso para ellos es necesario despejar la mente.

El punto es que no solucionamos nada desde la preocupación. Creo conveniente hacer uso de este relato para tomar un tanto de consciencia del efecto que tiene mantener por tiempo prolongado un pensamiento angustiante en nuestra mente:

Relato

Una psicóloga daba vueltas por la sala mientras impartía una charla sobre cómo manejar el estrés. Cuando levantó un vaso con agua todos pensaron que iba a preguntar si el vaso estaba medio lleno o medio vacío, sin embargo, ella preguntó con una sonrisa: “¿Cuánto pesa este vaso con agua?”.

Las respuestas variaron entre 100 gramos y 500 gramos. Ella contestó: “El peso absoluto no tiene realmente ninguna importancia, depende simplemente de cuánto tiempo sostengo el vaso. Si lo sostengo durante un minuto no hay ningún problema. Sosteniéndolo durante una hora me va a doler un poco un brazo. Si lo sostengo durante un día entero, entonces mi brazo se quedará entumecido y paralizado. En cada uno de esos casos, el peso del vaso no varía, pero cuanto más tiempo lo sostengamos, más pesado lo sentiremos”.

Ella continúa: “El estrés y la preocupación son como este vaso de agua. Si pensamos en lo que nos preocupa un rato, no pasa nada, si pensamos en eso un poco más, comenzará a hacernos daño. Si pensamos en eso todos los días, nos sentiremos paralizados, incapaces de hacer nada. Es importante tener en cuenta que caer en eso es lo que te estresa, así que, tan pronto como puedas, suelta toda esa carga. No continúes esa espiral de pensamientos ni te los lleves a casa o a la cama. ¡Recuerda soltar el vaso de agua!”.

Soltar es la clave

Por lo que la invitación es a soltar lo que nos genera incomodidad, no tenerlo como centro de nuestros pensamientos y procurar en primera instancia mantenernos en el momento presente, dedicándonos en lo posible a algo que nos guste o al menos procurando tener nuestra atención en el aquí y ahora.

Observemos nuestra mente como busca conectarse con el drama, cómo lo extraña, cómo lo genera. Y tratemos de mantenernos en esa posición de observador, tratando en lo posible de no involucrarnos e invitando a esa misma mente a utilizar su enfoque en cosas que nos permitan crecer, conocernos, hacernos sentir bien y aprovechar este proceso para sacar de nosotros una versión mejorada.

Siempre podemos elegir

Porque si bien es cierto que esta situación impuesta no es tan sencilla de manejar, también lo es que tenemos a disposición la posibilidad de elegir en qué enfocarnos, a qué le dedicamos nuestra atención y nuestras energías. Si creemos que no tenemos una manera de colaborar en este proceso, estamos equivocados, porque mantener la calma, meditar, alejarnos del miedo y conectarnos con la energía del amor, es una gran contribución.

Todo es vibración y todos sumamos y contribuimos a ella. En este momento hay mucha incertidumbre, pero el no saber qué va a pasar, le abre paso a un número infinito de posibilidades y darle cabida en nuestra mente a aquellas que representan una salida a esta crisis es una forma de contribuir con este proceso.

Por favor, tómate un minuto para visualizar el resultado que quieres en relación a este virus que nos amenaza de manera directa o indirecta, imagina su erradicación absoluta y todos recuperándose de la mejor manera.  Imagina a todas las personas que habitamos el planeta con una consciencia distinta en relación a nuestro hogar, a nuestras posibilidades, a nuestros afectos, valorando y agradeciendo cada nueva oportunidad. Luego de imaginar esto y de conectarte con esa energía de sanación, proponte no pensar más en nada que tenga que ver con el Coronavirus.

Confía en tu capacidad de mantenerte presente y colocar tu enfoque en cualquier otra cosa. Esta será una buena manera de aportar un granito de arena a la solución y de preservar nuestra salud física y mental.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.com


Sara Espejo