Ciertamente cada uno de nosotros posee un alma libre, un alma que está alcanzando un propósito. Pero aquellos seres que han logrado trascender más allá de patrones, de imposiciones y sobre todo de su propia mente son los que llamamos de almas libres.

Un alma libre contagia con su presencia, te hace ver el mundo como es, ilimitado y maravilloso, con infinitas posibilidades, sin competencia y con abundancia de todo y para todos.

A veces tenemos la sensación de que esas personas saben algo que el resto no, como si les hubiesen dado ciertas pistas al comenzar del juego o como si estuviesen siendo guiados de una manera espacial… Y puede ser que allí radique la diferencia, porque en definitiva no hay un patrón, pero las almas libres tienen en común lo siguiente:

• Persiguen sus sueños: No se ponen límites y eliminan todas las barreras mentales que se intentan interponer entre lo el punto en el cual se encuentran y a donde quieren llegar.
• Se dejan guiar por su corazón: Escuchan su intuición, confían en sus instintos y no dudan ante las señales que le presenta el universo, que les dan pistas por dónde seguir su camino para llegar a donde quieren estar.

“Cuando te encuentres con problemas y no veas la solución, no pienses; permanece en un estado de no-pensar y deja que tu guía interior te guíe.” – Osho

• Viven el presente: Usan el pasado para aprender y el futuro para imaginarlo como quieren, sin culpas, sin nostalgia, sin ansiedad, prestando la mayor atención posible, al momento presente, que a fin de cuentas, es lo único que se tiene.
• Son sinceros: La mentira o la deshonestidad están lejos de las personas llamadas de almas libres, suelen hablar con la verdad y regirse por ella en cada aspecto de sus vidas. Pero eso sí, no justifican maltratos con su sinceridad, porque usualmente tienen un tacto especial para comunicarse.

“La sinceridad es la apertura de corazón y la encontramos en muy pocas personas. Lo que usualmente encontramos es una disimulación para ganar la confianza de los otros.” –François de La Rochefoucauld.

• Son espontáneos: No son personas prefabricadas, se expresan sin demasiados filtros y sin medir de forma constante las consecuencias de lo que dicen.
• Perdonan con facilidad: No se quedan enganchados en dolores del pasado, son empáticos y compasivos, inclusive con quien en algún momento les generó algún daño. Ven el perdón como una vía de liberación y la más efectiva tijera para separarse de lo que duele.

“El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe.” – William Shakespeare

• Practican el desapego: Saben disfrutar de las cosas, de las personas, de los momentos, sin el temor a perder algo, sino con la consciencia de que todo cambia y que eso está bien.
• Son personas despreocupadas: No miran el futuro con ansiedad, las situaciones difíciles las atraviesan con fe, sin darle mayor fuerza o demasiadas vueltas en la cabeza.

“Si una cosa tiene solución, ¡para qué preocuparse!, y si no tiene ya solución, ¡para qué preocuparse!” — Proverbio Chino

• Son personas positivas: Tienen la capacidad de poder rescatar lo positivo de cualquier situación, incluso de aquellas que tiñen de negro los panoramas. Esa actitud les permite superar con mayor facilidad las crisis y quedarse con siempre con algún aporte.
• Irradian alegría: Estas personas no pasan desapercibidas, brillan con luz propia e iluminan a quienes se encuentran en su camino. No es difícil reconocerlas e inclusive saber que han pasado por algún lugar, porque siempre dejan huellas, de ésas que inspiran a seguirlas.

Y tú, ¿crees que te has liberado de las cadenas de tu mente y le has dado paso a tu alma de disfrutar a plenitud su libertad?

Por: Sara Espejo – Reencontrate.com

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