Ansiedad: 4 Tipos de respiración para mejorar nuestra vida
Cuando los sentimientos son excesivamente intensos e interfieren en nuestra vida cotidiana, es un indicador de que algo no está bien. La ansiedad puede ser normal en situaciones de estrés muy puntuales pero no en lo cotidiano. Se puede mejorar la vida a través de la respiración.
Los síntomas de la ansiedad
La ansiedad puede manifestarse con distintos síntomas.
- Físicos: taquicardia, opresión en el pecho, “nudo” en el estómago, rigidez muscular, alteración del sueño, entre otros.
- Psicológicos: inquietud, sensación de peligro, inseguridad, ganas de huir, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones, entre otras cosas.
- De conducta: estado de alerta, dificultad para actuar, bloqueos, impulsividad, imposibilidad de estar quieto, y demás.
- Intelectuales o cognitivos: dificultad para la concentración, atención y memoria, despistes, excesiva preocupación, dudas, confusión, entre otros.
- Sociales: irritabilidad, verborragia o dificultad para dialogar, bloqueo, temor a posibles conflictos, y demás.
Cómo mejorar la vida a través de la respiración
“El aire es tu alimento y tu medicamento”. Aristóteles
A través de la respiración podemos mejorar nuestra salud, la claridad mental e, incluso, la propia vida. Cuando estamos con las emociones desbordadas, tenemos una gran tensión muscular que altera la postura y hace que disminuya la frecuencia respiratoria. Si nos detenemos a observar conscientemente el modo de respirar, notaremos que se va normalizando, mejora la posición, el cuerpo se relaja, la mente se tranquiliza y nos aquietamos.
4 Tipos de respiración para mejorar nuestra vida
No se trata de dejar de pensar sino de dirigir la atención y centrar la mente en la respiración, de manera consciente. Esto es una forma de meditación.
- Respiración lenta y profunda: es conveniente acostumbrarse a respirar por la nariz ya que así se filtran las sustancias tóxicas y se refuerza el sistema inmunológico. La inhalación debe ser profunda ingresando por las fosas nasales, pasando por todo el tracto respiratorio, llenando la parte superior de los pulmones y bajando hasta llegar al diafragma y abdomen. Esta respiración tiene grandes beneficios para la salud física, mental y emocional.
- Respiración sanadora: esta respiración es como un masaje revitalizador del esófago, el estómago y toda la parte baja de la cavidad abdominal. Aumenta la ventilación de los alvéolos y hace que los pulmones tengan la capacidad de redirigir el oxígeno a todo el organismo, provocando que algunos órganos desalojen más sangre y se desintoxiquen. Se activan la circulación sanguínea y la digestión y mejora el funcionamiento de los intestinos. El corazón tiene menor presión y disminuye la probabilidad de padecer trastornos cardíacos.
- Respiración desintoxicante: esta respiración tiene propiedades depurativas de toxinas y energías negativas. Esto se logra al inhalar por nariz y exhalar lenta y profundamente por boca en el doble de tiempo o más que la inhalación. Así entra una gran cantidad de aire renovado a los pulmones, permitiendo una mayor limpieza del organismo en general y de la cavidad pulmonar en particular.
- Respiración revitalizante: con esta respiración, el organismo se tonifica al instante. Inhalamos por boca y exhalamos por nariz. Cuanto más profunda y larga sea, se intensificará la energía en todo el cuerpo mejorando notablemente la circulación sanguínea. Es ideal para elevar las defensas. Permite distribuir eficazmente el oxígeno en todos los órganos, optimizando la oxigenación celular.
Dos movimientos clave:
- La inhalación es un proceso de concentración de la energía vital hacia el interior del organismo. Si es deficiente, esta se debilita disminuyendo las defensas.
- La exhalación es un proceso expansivo de la energía hacia el exterior, como los miembros y la piel. Si es deficiente provoca problemas circulatorios.
Cómo lograr una respiración eficiente en 3 pasos
Una respiración deficiente puede originar síntomas y enfermedades; pero apenas la normalizamos, el organismo reacciona positivamente.
Se puede practicar en cualquier momento y lugar y es una de las bases fundamentales para el bienestar. Solo debemos hacerlo de manera consciente.
- Para comenzar, pondremos nuestra atención en cómo ingresa el aire en nuestro cuerpo, energizándolo, y en cómo sale, llevándose todo lo negativo.
- Se puede practicar con los ojos abiertos o cerrados, en cualquier momento y lugar, al despertar, mientras meditamos, caminamos o antes de dormir, pero siempre con la columna vertebral bien erguida.
- Se recomienda al menos 10 respiraciones conscientes, lentas y profundas varias veces durante el día siguiendo estas indicaciones:
- Relajar la mandíbula, los hombros y el cuello.
- Inspirar y espirar lenta y profundamente.
- Respirar preferentemente por la nariz, suave y silenciosamente.
- Sentir cómo el aire penetra desde la nariz hasta lo más profundo del abdomen.
- Espirar de forma más prolongada que la inspiración.
- Centrar la mente en este proceso de respiración.
- Prestar atención a las tensiones y relajarlas.
- Comenzar y terminar el día con esta práctica de respiración consciente.
¿Estás listo para comenzar?