El que haya regresado a ti, no necesariamente significa que te ama

El que haya regresado a ti, no necesariamente significa que te ama
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Las segundas vueltas son muy comunes en las relaciones amorosas, éstas pueden ser esperadas o procuradas por nosotros o bien producto de factores y elementos que no están bajo nuestro control y en los cuales pudimos haber ejercido poca influencia, pero en todo caso, el que haya regresado, nunca será una garantía de amor, al menos no hacia nosotros.

Evidentemente que cuando queremos estar con otra persona, que por algún motivo salió de nuestras vidas y la tenemos de vuelta, nos encontramos ante una situación que nos alimenta el alma, que nos alegra el corazón. Sin embargo, esa alegría permanecerá en el tiempo solo si ambas personas dirigen sus intenciones en la misma dirección.

Para que funcione el amor debe estar presente de ambos lados

Muchas veces ejercemos presión, manipulamos, agotamos los recursos, con tal de traer de vuelta a quien queremos cerca y una vez que está allí, no podemos retenerlo por mucho tiempo. La razón principal en estos caso es que el elemento amor no está presente en la ecuación, al menos no lo está de una de las dos partes.

En otras ocasiones, quizás tendremos de vuelta a una persona especial y en un muy corto tiempo, nos daremos cuenta de que solo está allí alimentando su ego de nosotros, drenando nuestro amor, drenando nuestra atención, nuestras buenas acciones. Todo ello solo para calmar sus inseguridades y esa necesidad imperiosa de reafirmarse como personas merecedoras de amor, encontrando en nosotros una buena fuente para ello… En estos casos, lamentablemente estaremos siendo utilizados, de forma consciente o inconsciente. Pero de seguro con consecuencias negativas para nosotros si no sabemos manejar la situación, o detectar las intenciones con prontitud.

En todo caso, sin estar predispuestos, debemos tratar de entender el lenguaje del otro. Si queremos a alguien de nuestro pasado, sin importar que se haya ido hace mucho, o recientemente, en nuestra vida presente, debemos estar atentos a las intenciones que tiene esa persona en torno a la relación.

Un amor no retribuido, normalmente termina doliendo

A fin de cuentas ¿de qué nos puede servir estar con alguien que amamos, si no estamos siendo retribuidos? Los desequilibrios entre lo que damos y lo que recibimos, suelen generar sufrimientos. Porque lo cierto es que ese amor “incondicional” es bastante excepcional y la mayoría de nosotros espera dar y recibir de vuelta, lo cual es sano, justo y totalmente comprensible.

Muchos de nosotros podemos colocarnos unas gríngolas y ver solo lo que queremos ver, interpretar de formas especiales las señales e inclusive adjudicar sentimientos a quien no lo le pertenecen, solo para sentirnos mejor… Al menos por un tiempo, al menos mientras nuestro ser no comience a gritarnos que no nos aman y que es momento de marcharnos…  Y aun así, muchas veces podemos extender más el tiempo e incrementar los daños generados.

Y al final todo tiene que ver con el amor propio

Nuestro amor propio debe estar por encima de cualquier otro amor. Cuando nosotros nos valoramos y nos respetamos suficiente, atraemos a las personas que están en sintonía con ese amor, personas que serán capaces de acercase a nosotros porque quieren llenarnos de amor y no porque quieren rebozar su ego.

En el caso de que estemos considerando darle entrada a cualquier persona del pasado, tratemos de asegurarnos de que no repetiremos la misma historia, aquella que por algún motivo acabó y de que ambos estamos motivados de la misma manera y dispuestos a dar cada uno lo mejor para escribir un nuevo capítulo. Este nuevo capítulo debe escribirse con un desarrollo diferente, con un final que no incluya separación, sino el resultado de un pacto que nació de dos para convertirse en uno.

No seamos conformistas cuando de amor se trata, si no nos ofrecen lo que queremos, marquemos retirada. Sin perder tiempo, sin mal invertir recursos, especialmente en alguien que ya ha ocupado un lugar en nuestras vidas. Reconozcamos las oportunidades que nos nutrirán el corazón y las que por el contrario, nos generarán desgaste y sufrimiento. En función de ello demos continuidad o quememos el libro, lo que corresponda en cada caso.

Imágenes cortesía de: Sophie Wilkins

Por: Sara Espejo – Reencontrate.com


Sara Espejo