Hay personas que te salvan y ni se enteran…
Pues sí, hay ángeles maravillosos que parecen ser guiados especialmente a salvarnos de alguna situación. Puede ser que cumplan su misión y continúen interactuando con nosotros como si nada o bien que simplemente hayan dado ese toque, para luego desaparecer de nuestras vidas.
En lo particular pienso que aun siendo seres independientes, más allá de nuestra parte racional, está una parte espiritual que muchas veces guía nuestros pasos en una dirección determinada. Esa dirección puede ser el cumplimiento de un sueño, el experimentar algo que nos hará evolucionar o conducirnos a alguien con diversos propósitos, entre ellos, salvarlo.
Salvar de múltiples maneras
Salvar a alguien puede ser interpretado de muchas maneras, tantas como maneras de salvar a una persona hay. Muchas veces alguien nos va a salvar de algo y ni siquiera nosotros mismos vamos a saber lo que se nos evitó.
Podemos evitarle a alguien un dolor, podemos alejar a una persona de una situación o de alguien. Quizás un simple retraso represente un cambio en los acontecimientos, que aun cuando no sepamos qué nos pudo haber pasado en caso de no haber existido esa demora, nos puede hacer ver las cosas con mayor flexibilidad.
Yo hace mucho perdí la costumbre de pelear con la vida, prácticamente ya no me regaño, ni me hago reclamos que antes solía hacerme… Agradezco a mi alma a diario por guiar mis pasos y trato de ver en cada acción de los otros, algún toque mágico a mi vida.
A veces no podemos entender cómo nos relacionamos con alguien o cómo dejamos pasar una oportunidad, sin darle cabida a la posibilidad de que quizás hay un plan mejor para nosotros, en donde algo que quizás parece un obstáculo, es un simple anuncio de que debemos cambiar de dirección para llegar a donde debemos estar.
Y muchas veces son personas que toman el cartel de gire a la izquierda, deténgase, precaución, fin de la vía, lo toman en ocasiones conscientes de lo que hacen y otras veces parece una simple casualidad. Pero si algo creo es que las casualidades no existen, todo ocurre por algo que aunque no sepamos con claridad qué es ese algo, está allí.
Agradecer aun cuando no tenemos claros los motivos
Es por ello que un agradecimiento general a todas esas personas que tocan nuestras vidas sutil o abruptamente, es lo más sabio que podemos hacer. Agradecer la intervención, la participación, la omisión o el obstáculo que representan las personas en nuestras vidas, nos hace poder ver a cada persona y cada cosa que nos ocurre como una bendición en nuestras vidas.
Y para aquellos que no son tan anónimos, que sabemos exactamente de qué nos salvaron, incluso sin haberse percatado de ello, nuestro reconocimiento debe ser mayor, nuestro agradecimiento y la mayor disposición para aportar algo positivo a la vida de esa persona.
Compartimos y creamos realidades
Estamos acá, pero por más autosuficientes que nos sintamos, siempre vamos a estar en el marco de las acciones y vibraciones de los demás, por lo que estamos construyendo entre todos nuestra realidad. Creamos una realidad propia en el marco de una realidad colectiva y a su vez somos instrumentos para colaborar con la vida de los demás, porque simplemente todos somos uno y en el fondo sabemos, nuestra esencia sabe que salvando a uno nos salvamos un poco todos.
Siempre que conscientemente podamos ser ese ángel que salve de algún peligro o algo negativo a alguien más, no lo dudemos y hagámoslo con la mejor disposición. Nunca pensemos que otra persona podría hacerlo por nosotros. Hagamos bien sin detenernos a pensar a quién, si es oportuno, si es prudente… Si podemos hacerlo, hagámoslo.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com