Brindemos por lo que un día dolió y ya hoy no importa

Brindemos por lo que un día dolió y ya hoy no importa
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No podemos identificar de un día a otro cuando algo ha dejado de doler… Solo podemos ver un proceso de sanación en evolución, que mientras lo observamos, aunque sea levemente nos sigue doliendo.

Pero la mejor parte del proceso es cuando sin ya esperarlo, nos damos cuenta de que aquello que sentimos que nos pudo haber quebrado, sencillamente ya no nos importa. Ya no hacemos ningún esfuerzo para que no ocupe nuestros pensamientos, ni organizamos nuestro tiempo procurando que nos que nos quede muy poco disponible para dedicarle, ya los detonantes nos dejan de generar asociaciones y lo mejor de todo: aquello que tanto dolió, dejó de ser nuestro último pensamiento de la noche o el primer pensamiento del día.

Todo pasa

Solo necesitamos un poco de voluntad y un tanto de tiempo… Incluso cuando nos saboteemos el proceso de superar cualquier tipo de duelo, terminaremos por cambiar de capítulo. Todo cambia y el quedarnos nosotros estáticos no es una opción.

Siempre podremos escoger alargar nuestros sufrimientos, darle un papel protagónico a lo que nos lastima y cubrirnos con ese manto que no nos gusta llamar de víctimas, pero que de eso es… Lo normal es que la curva que describe nuestro comportamiento tienda a equilibrarse, buscando lo que nos acerque a nuestro estado natural, que no es otro que el del bienestar.

Pero así como podemos decidir prolongar un estado de malestar, tenemos la opción de hacer lo contrario y tomar nuestra experiencia como un escalón más que nos llevará a donde queremos estar en cualquier plano.

Es importante entender que estamos en un aprendizaje continuo y que el tener determinadas experiencias nos conduce a un nivel diferente de consciencia. Ese no ser los mismos, es lo que nos permite atraer a nuestras vidas otro tipo de vivencias y la transformación que experimentamos en cada paso, será el soporte de cosas nuevas, que de no haber recorrido este camino, difícilmente podríamos alcanzar.

Nada ocurre por casualidad

La casualidad es cada vez más descartable y la teoría de la causalidad parece tener mucho más sentido. Evidentemente que en un juego que tejemos en vivo y directo, se nos hará complicado demostrar una cosa o la otra. Pero en la particular, el creer que nuestra alma tiene un plan perfecto y maravilloso para nosotros y que vamos superando niveles como si de un video juego se tratase, para finalmente alcanzar nuestra victoria, que simbólicamente puede corresponder a nuestro propósito de vida, corresponde a una de las mejores interpretaciones que podemos darle a este mágico recorrido.

En este mismo orden de ideas, el gran maestro Steve Jobs nos dejó la siguiente reflexión:

No puedes unir los puntos mirando hacia adelante; solo puedes unirlos mirando hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los puntos de alguna manera se unirán en tu futuro.

Los bajones son parte de la vida

Todos pasamos por malos momentos, todos vivimos experiencias que nos duelen y nos marcan, pero está en nosotros el sacarle el mayor provecho, el mirar de frente al dolor y encontrarle el punto en el que nos favorece, en el que nos hace mejores, en el que nos hace más fuertes y a fin de cuentas, que hace que haya valido la experiencia, incluso si no terminó como hubiésemos querido.

No podemos hacer nada con lo que pasó, pero sí podemos decidir qué hacemos con ello. Optemos por rescatar lo que nos hace mejores, en lugar de cargarnos rencores, culpas, tristezas, miedos. Entendamos que la vida está llena de altibajos y esto nos hará apreciar cuando estemos en lo más alto y estar tranquilos cuando nos ubiquemos en lo más bajo.

Brindemos entonces por todo aquello que ayer dolió y hoy ya no importa.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.com


Sara Espejo