Cuando se cierra una puerta, se abre un universo entero
El cerrar puertas es algo que nos ocurre a cada uno de nosotros de forma cotidiana. Evidentemente hay puertas que cerramos sin percatarnos, mientras que hay otras que nos cuesta muchísimos cerrar, en las cuales habíamos vislumbrado caminos que representaban quizás nuestra vida entera.
Pero la vida está cargada de decisiones, a veces solo vemos ante nuestros ojos un solo camino y al decidir que no es por allí por donde transitarán nuestros pasos, podemos darnos cuenta de todas las opciones que quizás siempre estuvieron allí y nunca fuimos capaces de ver.
Nuestra vida se centra específicamente en donde se ubica nuestra atención. Así que no es tan relevante qué hay alrededor de un punto si nos ubicamos solo en él. El hecho de aceptar que un camino no es para nosotros, le dará iluminación a todo un universo de opciones de las cuales podemos escoger.
Claro que también podemos cerrar una puerta y quedarnos como si el tiempo se hubiese suspendido mirando y mirando la puerta cerrada ante nuestros ojos. En estos casos nos anclamos a un pasado que no resultó como esperábamos y vivimos entre rencores, recuerdos, nostalgia y frustración.
Si solo volteamos la mirada en algún momento, la vida nos dirá: mira todo lo que está disponible para ti. Y es allí donde debemos asumir un nuevo camino, pero en especial la actitud que nos hará sentirnos felices o al menos satisfechos con las decisiones tomadas en el pasado.
Cuesta más desligarnos de un camino cuando no somos nosotros los que cerramos la puerta, sino cuando viene alguien más y nos dice, en este camino ya no eres bienvenido. El que nosotros no seamos quienes tomamos la decisión nos golpea un poco el ego y nos puede hacer tomar medidas inconvenientes y malgastar tiempo y energías en algo que ya nos dijo que no es para nosotros.
Más allá de todo, lo más importante que podemos tener en la vida, es una actitud favorecedora, que contenga la plena confianza de que cada paso que daremos de ahora en adelante solo nos lleva a donde debemos estar. Que las puertas que se cierran, bien sea de un portazo o con la sutileza de quien no quiere despertar a un bebé, son oportunidades que dejamos pasar, porque las que se van a abrir son las que nos permitirán vivir lo que necesitamos, aun cuando difiera un poco de lo que queremos en el momento.
A veces no entendemos los llamados planes del alma y nos pasamos la vida en guerra, siendo inconformes, esperando detrás de una puerta… Sin darle fluidez al proceso y simplemente confiar en lo que se aproxima, en lo que vamos a vivir.
Cualquier experiencia nueva es un renacimiento a la vida, cualquier recomienzo es una oportunidad de vivir cosas maravillosas, novedosas, de enriquecer nuestra alma, de conocer y conectar con otros amores… Hay millones, infinitas puertas constantemente frente a nosotros, que con solo mirarlas se abren para ofrecernos una vista panorámica de lo que nos pueden ofrecer.
No tengamos miedo de cerrar puertas, todo tiene un ciclo y a veces lo que no vemos claramente como algo positivo, si le damos la oportunidad, en poco tiempo nos damos cuenta de que quizás haya resultado la bendición más grande de nuestras vidas.
Puede que haya dolido, puede que haya sido incómodo, quizás inesperado o absolutamente liberador, pero si te ha tocado cerrar esa puerta, agradece la experiencia, bendice todo lo que ella represente y con el corazón cargado de emoción, abre los ojos ante el universo de puertas que esperan por ti.
Todo es perfecto tal y como ocurre. ¡Disfruta del proceso!
Por: Sara Espejo