El tiempo no borra, ubica
El tiempo para muchos pareciese tener efectos mágicos y poderes increíbles y es que a través de él ocurren los cambios y los movimientos que damos a lo largo de la vida. Es por medio de su transcurrir que algunas cosas toman sentido, logramos explicarnos otras y algunas implemente son olvidadas o bien cambian de posición en nuestra lista de prioridades.
No podemos borrar nada, pero sí podemos aprovechar el paso del tiempo para que todo se ubique en donde debe estar. Si nos cuesta proyectar este principio en nuestra vida, de seguro nos bastará con mirar hacia atrás y recordar algún evento que nos haya perturbado de manera importante o bien que nos haya tenido en niveles de éxtasis pronunciados, de seguro hoy lo percibimos diferente, muy probablemente ya no genere en nosotros aquello que solía intranquilizarnos.
La mente es una máquina del tiempo
Cuando hay algo de nuestro pasado que aún nos mantiene con picos emocionales, es porque ese algo aun pertenece a nuestro presente, quizás se trata de algo que ha dejado de ocurrir hace mucho, pero de igual manera, no hemos podido dejarlo atrás, lo hacemos presente a través de nuestros pensamientos y somos los responsables de darles fuerza y presencia en nuestras vidas, a pesar del paso del tiempo.
Todo funciona a través de engranajes, aun cuando el tiempo no se detiene, está en nosotros el permitirle actuar de manera eficiente. Si vivimos lamentándonos por algo que nos ocurrió, reviviendo el dolor día tras día, cerrando las puertas de algo diferente o saboteando lo que nos está pasando con elementos del pasado, por más que el tiempo transcurra, estaremos actuando como anclas en aquello que ocurrió, sin permitir que pueda ubicarse en algún lugar emocional que no nos genere incomodidad.
Estemos siempre listos para filtrar, para aprender a diferenciar con qué nos conviene quedarnos y qué en resumidas cuentas, es mejor mantener fuera. De esta forma, no colocaremos ningún obstáculo para que el tiempo haga lo suyo, más allá de transcurrir. El tiempo va ordenando, va restando u otorgando importancia, si nosotros se lo permitimos.
Confiar, soltar y fluír
El permitir que el tiempo haga lo suyo es algo que se da cuando aprendemos a confiar, a soltar y a fluir con cada una de nuestras experiencias. Allí, como una empresa de limpieza, viene el tiempo detrás de nosotros para dar orden y ubicar… Así que nos conviene no mirar atrás para hurgar en lo que el tiempo ha desechado para volverlo a restaurar, sino confiar en el criterio del tiempo y en que hay cosas que no deben ocupar un instante más de nuestro presente.
Disfrutar de la vida puede ser tan sencillo o tan complejo como nos lo propongamos, dejemos de lado la necesidad de inyectarle drama a la vida. Cada momento es una nueva oportunidad para cambiar la manera de ver las cosas, de procesarlas, de llevarlas con nosotros o dejarlas atrás.
Todos sabemos lo que nos hace bien y lo que nos incomoda. Entonces la receta es sencilla, hagamos más de lo que nos hace bien, estemos más con quien nos contagia de buena vibra, alimentemos lo que amamos y procuremos cada vez menos de lo que nos agrada, especialmente en pensamientos. Porque las cosas pueden haber ocupado un solo instante en nuestras vidas, pero tenemos la capacidad de hacerlas eternas a través de nuestros pensamientos.
Aprendamos a controlar la mente y a que nos colabore en la creación de la vida que nos gustaría. Saquemos del tiempo el provecho de su servicio y seamos como el río, que no vuelve atrás y sigue su curso sin detenerse.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com