Si eres padre o madre, evita decirles estas frases a tus hijos
¿Cómo fue tu infancia?… ¿Qué frases con frecuencia te decían tus padres cuando eras chico?… ¿Las recuerdas?
Parece mentira, pero la forma en cómo hemos sido criados puede tener un gran impacto en quién somos y cómo somos ahora, en el presente.
La relación que tenías con tus padres de niño, y el entorno en el que convivías con ellos, de una u otra manera, moldean tu personalidad. Es decir, forman parte lo que eres hoy en día.
Por lo tanto, si tuviste unos padres cuyos comportamientos eran tóxicos o sus frases eran hirientes, lo más probable es que haya áreas de tu vida en los que recuerdes algunas de esas frases o comportamientos, y te sientas afectado.
Esto, por supuesto, da lugar a rencores, a malas relaciones con tus padres en el futuro, o peor aún, a que repitas ese comportamiento con tus hijos el día de mañana.
4 frases hirientes que solemos decir a nuestros hijos
Si ya eres padre o madre, sé cuidadoso con cada una de las frases que dices a tus hijos. Recuerda que estas el día de mañana moldearán su comportamiento e influirán en su salud emocional.
En este sentido, no les digas cosas como…
1. «Mientras te dé de comer y te vista, debes hacer lo que yo diga»
Algunos padres suelen usar esta frase para “motivar” a los niños a hacer sus tareas personales o los quehaceres del hogar. Sin embargo, lo que en realidad están causando es un sentimiento de culpa en ellos.
Es decir, el niño que escucha esto podría llegar a sentirse como una carga para sus padres, o pensará que siempre tendrá que vivir según la forma en cómo le dictan ellos. Esto, a su vez, genera frustración y un enorme resentimiento.
En algunos casos estos niños ya de adultos pueden llegar a sentirse en deuda con sus padres y tomar decisiones basadas en las expectativas de ellos y no en sus propios deseos y necesidades.
2. «Eres demasiado exagerado y dramático»
De niño, es normal que nos sintamos molestos por algo que nos hayan hecho, pero que objetivamente no representa un gran problema. Sin embargo, aunque el problema podría no haber sido tan grave desde el punto de vista racional, las emociones que sentimos siguen siendo importantes.
Por eso, cuando un padre ignora lo que siente su hijo, el niño empezará a sentir que sus emociones no son válidas, o que no valen la pena ni merecen ser expresadas.
Asimismo, decirle a un niño de forma imponente que crezca o que madure, también puede provocar en él una percepción negativa de los adultos, al punto de verlos como personas insensibles.
Recordemos que todas las emociones son importantes, válidas y merecen ser expresadas de manera saludable.
3. «Me gustaría que fueras más como…»
Es malo comparar a un niño, por ejemplo, con sus hermanos, primos, o amigos. Cuando haces esto, provocas inseguridad en él, y, además, afectas su autoestima.
Por otro lado, lo que causas es que en un futuro este quiera competir con los demás, al punto de agotarse emocional o mentalmente, o sentir celos y envidia por lo que hacen los demás.
4. «Fuiste un accidente»
Aunque la frase parezca fuerte y descabellada, hay padres que, en un arranque de rabia, han llegado a decírsela a sus hijos.
Decirle esto a un niño, puede dejarle cicatrices emocionales a largo plazo. O peor aún, podría hacerle sentirse indeseado o como si fuese una carga.
También está el caso en el que algunos padres, le dicen esto a sus hijos de forma “inocente”, pues no planificaron tener niños. El detalle está en que este tipo de frases afecta para toda la vida.
Recuerda una cosa, los niños quieren ser amados incondicionalmente. Así que, si decides contarle a tu hijo sobre su concepción, puedes esperar hasta que sea mayor o expresárselo usando las palabras adecuadas.
¿Reconoces algunas de estas frases hirientes? Si es así, no te preocupes, pues muchos de nosotros también las hemos escuchado de nuestros padres. Y hay que en entender que quizás ellos las dijeron de manera inocente o ignorando muchas cosas.
No obstante, hoy en día, que estás leyendo esto, eres consciente de que estas palabras o frases marcan y hacen daño. Por lo tanto, es importante que no las uses con tus hijos. Todo lo contrario, debes trabajar en alentarlos para que crezcan emocionalmente fuertes. Esto, por supuesto, no es una tarea que necesariamente debas ejecutar tú solo. En ocasiones, es bueno buscar ayuda con un profesional: Uno, para sanar tus heridas del pasado y perdonar a tus padres. Y dos, para saber criar a tus hijos.
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Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.com
