La próxima vez que estés por juzgar a una persona, recuerda…
Juzgar a una persona de buenas a primeras es un acto sencillo de realizar. Sin embargo, ponerse en sus zapatos y ver qué hay detrás de su conducta, su actitud o su comportamiento, vaya que es un reto.
Lo peor no es eso. Lo peor es que este acto se ha vuelto tan común en mucha gente hoy en día, que ha llegado a convertirse en un hábito dañino y hasta contagioso.
¿Pero qué hay detrás de él? ¿Por qué hay personas que pasan su vida juzgando a los demás todo el tiempo? ¿Por qué lo hacemos nosotros? ¿Qué implicaciones trae esto? ¿Y por qué lo debemos evitar?
Todas estas pregunticas las voy a responder a continuación en esta corta reflexión…
Nadie es quien para juzgar a otros
La acción de juzgar a otros, parece mentira, pero tiene su trasfondo:
En ocasiones, suele ser un hábito mal aprendido
Las personas que han estado a cargo de nosotros, durante nuestra infancia o adolescencia, quizás solían juzgar demasiado a los demás en todo momento: mientras se cenaba o almorzaba en familia o mientras se entablaba una pequeña conversación. Esto, por supuesto, llevó a que aprendiésemos tal comportamiento.
Por otro lado, juzgamos aquello que hacemos o hicimos alguna vez
Veámoslo de esta forma… muchos de los juicios que emitimos a diario, tienen que ver con cosas que nos confrontan. Por duro que parezca, todo lo que tenemos que sanar dentro de nosotros o dentro del círculo en el que vivimos, lo vemos proyectado en el exterior a través de situaciones, personas, retos o dificultades. Y por eso, es que muchas veces cometemos el error de señalar a los demás.
Juzgar no está bien. El acto de señalar o calificar a otros, en realidad, refleja las deficiencias que hay en nuestra personalidad y lo poco que hemos sanado.
Incluso, refleja las cosas que hacemos mal, que nos incomodan a nosotros, pero que terminamos proyectando en otros, pues en el fondo nos da miedo ser señalados y juzgados.
Las consecuencias de nuestros juicios
Hay que ser cuidadosos a la hora de juzgar a los demás, pues podríamos terminar lastimando mucho. Recuerda también que nuestras palabras tienen poder, y una palabra mal dicha contra alguien, puede repercutir también sobre nuestra vida.
De hecho, lo que son los juicios, las maldiciones, las críticas y todas esas palabras que desprecian u opacan a otros seres humanos, cuando son pronunciadas desde nuestra boca, atraen situaciones negativas, mala energía, restan en nuestro progreso y no nos permite vivir felices, enfocados en lo nuestro, sino en lo de los demás.
Por eso, hay que tener bastante cuidado a la hora de emitir juicios contra otros, ya que esto también puede traernos problemas, o bien que terminemos metidos en peleas, chismes, malos entendidos, etc.
Se supone que, si queremos vivir una vida equilibrada, debemos sacar todo juicio de nuestra boca o mente, y mirar más hacia nosotros mismos. Es decir, reflexionar sobre nuestra propia conducta.
¡En serio! Evitemos juzgar a otros
En primer lugar, quiero que sepas que no somos quienes para señalar lo que hacen los demás con sus vidas. Nosotros tenemos nuestra propia vida en desarrollo, y eso es lo que verdaderamente nos tiene que importar.
Por otra parte, no conocemos la realidad de muchas otras personas, lo que han vivido, lo que han pasado, lo que han tenido que afrontar. Entonces ¿por qué hay que juzgarlas, calificarlas, o señalarlas? ¿Por qué mejor no aplicamos la ley del espejo y vemos nuestros defectos y lo que tenemos que cambiar, sanar o mejorar?
Existe una realidad y es que hoy en día también hay mucha gente que juzga tanto lo bueno como lo malo que hacen otros. Esto es algo que quizás es hasta contradictorio, pero tiene lugar todo el tiempo en la calle, en casa, en redes sociales, en fin.
Por ejemplo, si ven a alguien que ha alcanzado el éxito, comienzan a juzgarlo diciendo que “hay algo raro detrás de ello”, que “seguramente tuvo el camino fácil”, y cosas por el estilo. Cuando no sabemos todo lo que esa persona hizo para estar ahí. No sabemos el esfuerzo que hay detrás.
También están aquellos que juzgan lo mal que actúa una persona, sin mirar antes su propia vida o entorno de convivencia. Así pues, empiezan a calificar a otros con etiquetas como: “ese seguro anda en malos pasos”, “ese no tiene reparo”, y muchas otras cosas más.
Claro, aquí estoy usando términos suaves, pues muchas de las descalificaciones y juicios contra otras personas, usan expresiones mucho más fuertes y negativas.
Mira menos hacia afuera y más hacia adentro de ti
Este tema tiene mucha tela que cortar. Sin embargo, y más allá de todo lo anterior, es importante que evitemos este hábito en todo momento, pues como hemos visto aquí, no trae nada positivo a nuestras vidas. No somos quienes para juzgar a los demás.
Ahora bien, ¿podemos evitarlo?… Por fortuna sí, y como dije anteriormente, se hace mirando un poco más hacia nosotros mismos. Debemos entonces:
- Meditar sobre nuestros propios actos.
- Sanar aquello que aún no hemos sanado.
- Enfocarnos más en nuestros propios objetivos y metas.
- Rodearnos de personas buenas y que no estén todo el tiempo juzgando a otros.
- Mantenernos ocupados.
- Y dominar nuestra mente.
En este último punto, cada vez que venga un pensamiento negativo, o se quiera asomar en nuestra boca un juicio contra otra persona, paremos y preguntémonos lo siguiente: ¿será que yo también lo hago? ¿Qué voy a ganar de positivo juzgándolo/juzgándola? ¿Acaso sé qué hay detrás de sus acciones o comportamientos?
Por último, comparto contigo esta frase que aprendí desde que era un niño y que me ha ayudado con la tarea de no juzgar a los demás:
“Cuando veas a un hombre haciendo algo bueno, imítalo. Pero cuando veas a un hombre haciendo algo malo, obsérvate a ti mismo”.
Y bien, hasta aquí esta corta reflexión.
Por ahora me despido, pero eso sí, no sin antes recordarte que aquí, en reencontrate.com, cuentas con diversos talleres y cursos orientados a tu crecimiento personal y espiritual. No dudes en suscribirte a ellos y sácales el mayor provecho posible, sobre todo, para conseguir bienestar.
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Sin más, un saludito.
¡Hasta la próxima!
Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.com
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