La mejor forma de manejar un ataque de pánico
Si estás en esta entrada probablemente has sufrido un ataque de pánico o bien alguien cercano a ti ha estado en esa posición. Vamos a tratar de hacer de esta entrada algo para quien ha padecido ataques de pánico y teme repetirlos o para quien los vive de forma recurrente.
Para los que pasan por acá de turistas sin saber mucho del tema, diremos que un ataque de pánico es una de las manifestaciones que se presentan por trastornos de ansiedad, en donde la persona que lo sufre, porque literalmente se sufre, siente lo más cercano posible a perder el control o inclusive morirse.
Las sensaciones son muy desagradables, el corazón se acelera a un punto que cuesta creer que no va a reventar, la presión sanguínea se eleva, se siente adormecimiento de las extremidades, se siente dolor en el pecho, sensación de hormigueo en la cabeza, visión borrosa, debilidad corporal, dificultad para respirar, hipersensibilidad en la piel, adormecimiento de los labios, presión en la cabeza, náuseas, necesidad de evacuar de forma inminente y un largo etcétera.
Lo primero que debemos rescatar para poder afrontar un ataque de pánico de la mejor forma posible es entender que solo son sensaciones, nuestro cuerpo está manifestando sensaciones que no están vinculadas a una patología en particular, por lo que todo estará bien.
Evidentemente se debe procurar alejar la ansiedad de la vida de cualquiera, un cuerpo sometido a la generación constante o al menos muy frecuente de hormonas que lo conectan al malestar, se centra en funciones que lo ayuden a salir de un peligro irracional y coloca de lado sus otras funciones, por lo cual, entre otros muchos motivos vale la pena encontrar la forma más conveniente de apartar definitivamente la ansiedad.
Ahora bien, centrándonos en el manejo de un ataque de pánico, debemos tener claras estas premisas y repetirlas hasta el cansancio:
- Un ataque de pánico no te va a matar.
- No vas a enloquecer por ataques de pánico.
- El ataque de pánico va a pasar aun cuando no hagas nada por ello.
- No vas a padecer un ACV por un ataque de pánico.
- Mientras más miedo le tengas, más abierta estás dejándole la puerta.
- No vas a dejar de respirar por un ataque de pánico.
- No vas a sufrir un infarto por un ataque de pánico.
- Así como los anteriores, va a pasar.
El hecho de saber que un ataque de pánico no puede generarme aquello a lo que se le teme cuando se presenta, ofrece un gran alivio.
Previo a qué hacer cuando llegue, quisiera darte una recomendación: quítate de la cabeza que estás previendo un ataque de pánico. Es común escuchar en terapias: yo sabía que me iba a venir, o estaba seguro que tendría un ataque de pánico. Viene porque lo estamos esperando, lo estamos creando. Así que resulta de mayor utilidad generar una creencia distinta a que podemos prever un ataque de pánico y más bien enfocarnos en que tenemos la capacidad de hacer cualquier otra cosa que nos genere bienestar, sin huirle al pánico, pero sin darle mayor importancia, si llega lo manejaremos, pero sin estar predispuestos ante su llegada.
El que ha afrontado un ataque de pánico sabe que toda la teoría puede esfumarse en un segundo, en ese segundo de: ¿y si esta vez sí me da un infarto? Y es que encontrarse frente a un inminente ataque de pánico o estar en medio de él, es algo que se puede explicar, pero quien no lo ha vivido no lo puede entender.
Pues ya sabemos que hablamos en el mismo idioma, ahora, el ataque de pánico está acá, ¿qué hago?
Mientras más te resistas, peor será la experiencia… Duele la comparación, pero la más cercana que se me ocurre es la de una violación sexual. Con gigantes diferencias obviamente, pero comparando las experiencias con algo que no deseamos, que queremos que no ocurra, pero en caso de ocurrir, queremos que sea lo menos agresiva y corta posible.
Luego lo que proponemos hacer es:
- No pelear con el ataque de pánico. No te resistas, acostumbra a tu cuerpo a reaccionar diferente, sin estado de lucha, sin culpas, sin miedos.
- Respirar lo más profundamente posible mientras dure. Ese será tu relajante natural, respira lo más pausadamente posible. No es fácil, pero lo más lentamente posible, ya logrando esto, el encuentro está prácticamente ganado, la mayoría de las sensaciones de un ataque de pánico se cortan con la respiración.
- Evitar los recursos de emergencia (estampitas, pastillas, música a todo volumen, etc). No los necesitas, tienes la capacidad de controlarte, no hay nada a qué temer y ahí está el truco… el ataque de pánico te vende todo el daño que puede hacerte, pero por más que parezca cierto, ¡no te puede hacer nada! Salvo robarte esos minutos de paz y quizás los del resto del día que te dediques a pensar que puede visitarte… Pero de ello tú tienes el control.
La meta es que desenmascares al ataque de pánico, que le digas sí, entra, sé que no puedes hacerme daño, me has visitado otras veces y ya te conozco, mientras menos importancia te dé, menos energía tendrás.
Ten la seguridad de que tu naturaleza no es estar alterado por la ansiedad, tu naturaleza es la calma y la armonía con la perfección del universo. Puedes volver a ella cuando quieras, solo date la oportunidad.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com