Quien mucho se aleja, pronto deja de hacer falta

Quien mucho se aleja, pronto deja de hacer falta
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El amor necesita cuidado, presencia, atención y quien se aleja está haciendo notar que no es imprescindible en la vida de los demás. Condición que nos pertenece a todos, pero casi sin excepción nos produce placer sentirnos preferidos en la vida de quienes queremos.

Cuando nos alejamos de las personas con las que habitualmente compartimos y estamos unidos a través de vínculos afectivos, corremos el riesgo de que se acostumbren a nuestra ausencia. Nos extrañarán en un principio, pero se irán acostumbrando a no tenernos, a que no estemos cuando nos necesitan o quieren contar con nuestra presencia.

Quizás otra persona tome nuestro lugar o simplemente el vacío que dejamos se quede en la nada, sin ser ocupado, pero sin ser recordado. Así que debemos tomar en consideración que marcar distancia tiene sus consecuencias y responsablemente debemos asumirlas.

No se necesitan kilómetros

La distancia no solamente es física, la distancia puede ser  emocional. Podemos estar sin que nos sientan, podemos hacer que solo nuestro cuerpo esté allí, mientras que nuestra mente y nuestro corazón están en otra parte… Dependiendo del tiempo que esto se prolongue generará menores o mayores efectos.

En cualquier caso, en nuestras mentes deben estar claras las prioridades, a lo que le damos valor y debemos evaluar y sentir que estamos haciendo lo mejor para nosotros y en lo posible para la mayoría de los involucrados.

A veces debemos sincerarnos y aceptar que no podemos estar más, debemos hacer entender a la otra parte que la lejanía será permanente, en lugar de hacer que alguien nos extrañe y de alguna manera nos reserve un espacio en su vida.

La honestidad evita sufrimientos

Sí, algunas veces somos egoístas y queremos tenerlo todo, independientemente de a quién nos llevemos por delante en nuestras decisiones. Pero el ser honestos con nosotros y con quienes nos han dado cabida en sus vidas, resulta de los mejores gestos que podamos ofrecer, que habla de nosotros y de lo que sentimos por los demás.

Si queremos seguir contando con un lugar que hemos dejado vacío y nos hemos alejado por cuestiones circunstanciales que requieren nuestra presencia, sin intenciones de abandonar el sitio al cual sentimos pertenecer, es necesario hacer esfuerzos importantes para que nuestra presencia se note a pesar de la distancia.

Debemos aprender a dar, a compensar, a proyectarnos de manera tal que el otro sienta que no estamos por no poder y no por no querer, aunque esto no esté tan claro para nosotros. El abandono en cualquier medida genera estragos, genera vacíos, sufrimiento, insatisfacción y es una herida que puede resultar de difícil manejo.

Estar sometidos a una postura que implique ausencias prolongadas, termina por socavar las relaciones y si no se compensa de manera eficiente, si no se logran acuerdos satisfactorios para ambas partes, la ruptura es inminente.

Escuchar la guía del corazón nos acerca a donde debemos estar

Establezcamos nuestras prioridades en función de lo que nuestro corazón nos dicta. Porque las decisiones que van divorciadas de lo que a nuestra alma llama, terminan por generar arrepentimientos por dirigirnos por rumbos en donde no quisiéramos estar.

Si queremos permanecer en la vida de alguien, pues estemos, en la mayor amplitud de lo que ESTAR representa. No demos cabida a la costumbre de no tenernos, acortemos las distancias en la medida de nuestras posibilidades, aprendamos a decir presente de múltiples maneras, coloquemos un cartelito de No Disponible en los espacios de los corazones que habitamos, cargados de tanto afecto y tanta atención que el vacío no se sienta.

Ausentarse quizás no acabe con el amor. Pero se aprende a amar en la distancia y amar de esta manera, nunca garantiza caminos entretejidos.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.gurú


Sara Espejo