Lo que tu ira está tratando de decirte… ¡Aprende a escucharla!
La ira es una emoción universal. De hecho, todos en algún momento de la vida la hemos sentido en grados diferentes. Esta surge a raíz de muchos contextos y la experiencia de vivirla va desde la irritación leve hasta la ira que todo lo consume.
Sentir ira es una parte natural de nuestra vida. Sin embargo, no es necesariamente una emoción con la que nos sintamos cómodos, o con la que nos hayan enseñado a lidiar fácilmente.
Si bien la ira a menudo se ve como “mala”, es tan importante para nuestra salud como lo es, por ejemplo, una fiebre.
La fiebre nos dice que algo anda mal en nuestro cuerpo y también es la forma en que este comienza a lidiar con una posible infección atacándola. La ira es igual… Es la forma en que el cuerpo señala que algo dentro de nosotros está mal y crea energía para ayudar a abordar el problema.
Ahora bien, muchos de nosotros solo actuamos a partir de nuestra ira, en lugar de verla como un síntoma que nos está indicando un posible inconveniente interior.
Hacer esto es similar a tomar una pastilla para bajar la fiebre sin buscar nunca la infección que la provoca. Cuando la pastilla desaparece en nuestro cuerpo, la fiebre vuelve, y, a menudo, es peor de lo que era al principio, pues la infección se ha propagado sin antes saber tratarla.
Lo mismo ocurre con la ira. Cuando se actúa en función de ella, el problema real que hay detrás no se aborda, y la ira a menudo vuelve a ocurrir en momentos inoportunos y con mayor intensidad.
Lo que tu ira está tratando de decirte
La próxima vez que sientas ira (ya sea poca o mucha), en lugar de actuar a partir de ella, considera descifrar lo que esta esconde, es decir, lo que hay detrás.
Suspende tu deseo de actuar con ira. No importa cuán intenso sea lo que estés viviendo, ten en cuenta que actuar en función de esta emoción sin identificar por qué está presente, puede sentirse bien por un momento, pero a menudo hace que te termines comportando de formas que más tarde te lamentarás, y rara vez ayuda a abordar los problemas.
Por eso…
1. Tómate un tiempo para desconectarte
Haz una pausa en lo que sea que estés haciendo y verifica si puedes identificar la emoción primaria que impulsa tu ira. Es importante que te detengas y pienses con consciencia en esto, ya que por lo general es muy difícil identificar los detonantes que provocan la ira.
2. Revisa lo que hay detrás
Hazte la pregunta: “Si la ira fuera como la crema que está encima de un pastel y pudieras retirarla, ¿Qué habría debajo?”
Tu respuesta te brindará una perspectiva que te ayudará a explorar los pensamientos que están alimentando tu ira. ¿Es acaso miedo, tristeza, culpa o ansiedad?
3. Piensa en cómo puedes abordar eso que está detrás
Una vez que haya identificado la emoción que causa tu ira, pregúntate: “¿Qué me podría ayudar a abordar esta emoción sin necesidad de reaccionar explosivamente?
Si, por ejemplo, estás enojado con tu pareja por sentarse en el sofá mientras limpias, la emoción que hay detrás podría ser el miedo… miedo que tu pareja no te valore y más bien te vea como su sirviente.
Al identificar el miedo, podrías decidir mejor cómo hablar de esto con tu pareja en lugar de simplemente explotar por no tener ayuda para limpiar… ¿me explico?
4. Ubica un espacio para calmarte
La emoción de la ira libera sustancias químicas dentro del cuerpo que te preparan para huir, luchar o congelarte para que no te lastimes. De ahí que sea importante que tomes tiempo y espacio para calmarse. De esta manera, podrás salir del modo “protector” instintivo en el que te encuentras y pasar al modo de resolución de problemas.
5. Trabaja el problema
La ira te dice que existe un problema. Tomarse el tiempo para encontrar una solución al mismo, elimina la necesidad de actuar explosivamente. Esto es igual a tomarse un antibiótico para matar una infección y eliminar la necesidad de sentir fiebre. Por eso, si no resuelves los problemas que hay detrás de todo, la ira continuará apareciendo para decirte que hay un problema que debes abordar.
En resumen, la ira es una emoción valiosa que te alerta sobre los problemas que hay en tu vida para que puedas resolverlos de manera efectiva y construir el tipo de vida que deseas. De ahí que sea primordial el hecho de prestarle atención.
Para finalizar, quiero compartir contigo una historia relacionada con el manejo de la ira, que estoy seguro, te ayudará un montón. Lleva por nombre: La leyenda de los dos lobos.
Y bien, hasta aquí esta corta reflexión. Me despido no sin antes recordarte que aquí, en reencontrate.com, cuentas con diversos talleres y cursos orientados a tu crecimiento personal y espiritual. No dudes en suscribirte a ellos y sácales el mayor provecho posible.
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Sin más que agregar, un saludito y hasta la próxima.
Por: Adrian Alberto ∼ reencontrate.com