Un falso positivismo puede ser el escondite perfecto de las emociones

Un falso positivismo puede ser el escondite perfecto de las emociones
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Todos tenemos un sistema emocional que va alineado básicamente con lo que pensamos, con lo que decidimos que tome protagonismo en nuestra mente. Las nuevas tendencias nos hablan de manera constante de que lo importante que es el sentirnos bien a fin de entrar en sintonía con las mejores cosas que la vida tiene para nosotros. Pero en este intento de encontrarnos bien, podemos estar colocándonos una máscara y simplemente estar aparentando bienestar, mientras que alguna emoción negativa toma terreno en nuestro interior.

Falso positivismo

El falso positivismo es aquel que se convierte en nuestra fachada, en especial ante quienes nos rodean, pero también podemos usarla de cara a nosotros mismos. Debemos entender que somos energía, que emitimos una vibración, la cual básicamente es el lenguaje del Universo y sí, podemos engañar a otros, engañarnos inclusive a nosotros mismos, pero lo que irradiamos, no lo podemos fingir, está asociado a nuestra verdad, a lo que realmente sentimos.

Es por ello que debemos utilizar nuestro sistema emocional a favor, es una herramienta súper poderosa que nos sirve para evaluar si estamos colocando nuestro enfoque en lo que nos conviene o si estamos dirigiendo nuestra atención a aquello que nos conecta con el malestar.

Cualquier emoción es válida, la tristeza, la rabia, la frustración, la paz, la esperanza… cada una nos hace sentir diferentes y no se presentan por casualidad. Se presentan para orientarnos en cuanto a nuestro enfoque y no debemos ignorarlas. Debemos reconocer cada una de nuestras emociones, permitirnos sentirlas, observarlas y procurar los cambios que sean necesarios para sentirnos mejor, en caso de que sea una emoción que nos conecta con el malestar.

Ir ignorando lo que en realidad estamos sintiendo, no hace que nos sintamos mejor. Una cosa es reenfocar y otra cosa es aparentar que todo está bien cuando sentimos que no es así. Esta actitud no nos beneficia en lo absoluto. Esconder lo que en realidad sentimos y colocarnos nuestro traje de falso positivismo no genera cambios en lo que nos está ocurriendo, solo almacena la incomodidad, el dolor, el malestar y tapa los canales de drenaje.

Respetar las emociones mientras tomamos acción

Evidentemente las emociones que no nos hacen sentir bien no podemos anidarlas y ofrecerles una estadía a largo plazo en nuestras vidas. Porque con facilidad se instalan y nos acostumbramos a su presencia, a su malestar y a que las experiencias que atraemos a nuestras vidas estén en sintonía con esas emociones. Por lo que debemos hacer lo posible porque duren lo menos posible, pero respetando y reconociendo en primera instancia su presencia.

Ciertamente en algunas ocasiones, tendremos que empujarnos un poco hacia el lado de la luz, a través de acciones conscientes que sabemos que nos favorecen. El observar como los mejores espectadores nuestros pensamientos, nuestras emociones, nos permite ser más prácticos y ágiles para movernos de un lado a otro y todo eso es válido. Porque a fin de cuentas lo que procuramos es sentirnos bien, elevar nuestra frecuencia vibratoria y desde un nuevo punto de creación darle forma a nuestras vidas.

Pero lo que no debemos hacer es fingir, ocultar o esconder lo que llevamos dentro, porque mientras menos reconocimiento le demos, más fuerza y espacio tomará y será como un globo inflándose poco a poco en nuestro interior. Llegará el momento en el que no podamos ocultarlo, se hará tan grande que no habrá disfraz que le quede y finalmente terminará por explotar.

Atender de nuestras emociones, de manera sutil, delicada y cargada de paciencia, sin avergonzarnos o sentirnos que no estamos aprendiendo nada en este recorrido espíritu-terrenal, es lo mejor que podemos hacer. El bienestar debemos buscarlo y alimentarlo de raíz, no procurando mantener unas hojitas verdes, mientras el tallo y sus raíces están en franco deterioro. Cuando atendemos la raíz, la sanamos y le damos las condiciones necesarias para estar bien, lo demás es una simple y hermosa consecuencia.

Por: Sara Espejo – Reenontrate.com


Sara Espejo