Acuerdos de almas en nuestros nexos familiares
Nuestras relaciones familiares corresponden a los nexos quizás más importantes en cuanto a nuestro aprendizaje y evolución en esta experiencia. Nuestra familia no corresponde a una elección consciente, pero podemos pensar que corresponde a un acuerdo que ocurre mucho antes de llegar a este plano, aquello que llamamos: acuerdos de almas.
Nuestros nexos sanguíneos, en especial los más cercanos jamás serán producto de una casualidad, sino que estarán asociados a lo que necesitamos para lograr experimentar un determinado aprendizaje.
Es por ello que independientemente de qué tan conformes o no, nos sintamos con nuestros vínculos familiares, es útil imaginarnos qué hay detrás de todo eso y qué cantidad de amor incondicional debe existir para que esa alma esté allí colaborándonos en nuestro crecimiento en esta experiencia vital.
Nuestras relaciones en general
Evidentemente los acuerdos de almas no ocurren solo entre personas que pertenecen a una misma familia. Personas que nos marcan profundamente, que nos hacen muy felices o nos generan grandes sufrimientos, corresponden con el perfil que caracteriza un alma encarnada que tiene como uno de sus propósitos hacernos ver o vivir algo en particular.
Pero en cuanto a familiares muy cercanos, se hace común la idea de que pertenezcan a grupos de almas que van con frecuencia compartiendo experiencias comunes en tiempo, unidas por ese amor que desconocemos, pero que va más allá de esta vida y de este plano.
Padres – Hijos
La relación padre – hijos, incluso cuando hay casos de abandono, son de las más provechosas en cuanto a aprendizajes se refiere. Cuando la presencia existe, vemos que pueden ser relaciones cargadas de mucho amor, pero a la vez de tensiones, de rechazos, de frustraciones, de decepciones y en cada emoción, hay algo que se nos muestra y que si estamos conscientes del fondo del asunto, lograremos captar aquello que está disponible para nuestra evolución.
Puede ser que el crecimiento en alguna situación particular se muestre unilateral, sin embargo, lo común es que el acuerdo se pacte para experimentar las dos caras de la misma moneda y aprender de ello.
Lo bueno de tener consciencia sobre esto es que nos cuesta mirar nuestras relaciones de la misma manera. Nos cuesta emitir juicios, críticas y mucho más retirar nuestro afecto. No podemos recordarlo, pero el simple hecho de pensar que el amor es la base de nuestros pactos, nos permite ser más blandos con los demás, en especial con nuestra familia, con quien garantizamos un nexo antes de nacer para no romper jamás, incluso si todo se tornaba muy muy mal ante nuestros ojos terrenales.
Sanando y creciendo con nuestras almas “preferidas”
Mirar desde el amor, entender inclusive lo que nos duele y tratar de ver qué podemos aprender a través de cada experiencia, nos ayuda a sacar provecho (en el buen sentido de la expresión), de nuestras vivencias.
No pensamos que como una obra de teatro hay un guión escrito y que lo interpretamos a cabalidad, pero suena interesante la teoría de que cada quien debe mostrarle a personas específicas algo que necesita para su crecimiento y vamos con objetivos claros, pero escribiendo el libreto en cada paso… Y qué bonito sería que al final de todo, pudiésemos haber sanado todas nuestras relaciones, en especial aquellas que pertenecen a nuestra familia y que desde el día uno en este plano, nos aportaron lo que necesitamos, probablemente sin saber lo que hacían.
Nada de esto lo podemos comprobar desde este plano, pero sin duda, algo más fuerte que todo se mueve en nosotros cuando vemos los ojos de una persona y sabemos que la hemos amado mucho antes de haberla conocido acá. Esa conexión nos invita a creer que nada es casual y que cada una de esas personas que forman parte importante de nuestras vidas es parte de un dream team, que decidió formarse para sacar de cada experiencia, lo mejor.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com