La Ley del Espejo
Nuestro mundo exterior refleja lo que llevamos dentro. Si nuestro mundo interior está lleno de elementos que nos llenan de tristeza y de insatisfacción, los acontecimientos que vamos a vivir, serán un reflejo de ello y nos conectarán con esas emociones que predominan en nuestro interior.
De esto se trata la Ley del Espejo, de reflejar en nuestro mundo exterior, nuestro mundo interior. Dentro de este principio hay cuatro puntos de interés:
Todo lo que te molesta, irrita, enoja o quieres cambiar en el otro, está dentro de ti
Cuando algo nos molesta en otra persona, debemos ser capaces de entender que eso está en nosotros de alguna manera. Acá podemos decir, ¿pero cómo si yo detesto que maltraten a las personas, eso puede estar en mí? Y resulta que no nos damos cuenta pero somos maltratadores con los demás o con nosotros mismos, no nos respetamos o no aprendemos a colocar límites saludables que nos protejan. El que nos moleste algo en el otro, solo nos está mostrando algo de nosotros mismos. El otro simplemente pasa a ser un instrumento para ver los puntos que pueda resultar invisibles cuando intentamos vernos a nosotros mismos.
Todo lo que me critica, combate o juzga el otro, si me molesta o hiere está reprimido en mí y me toca trabajarlo
No nos ofendemos cuando estamos convencidos de que no somos algo, podemos sorprendernos, pero no nos sentimos heridos por lo que dicen. Ojo es normal sentirnos mal si alguien a quien queremos o en quien confiamos nos juzga, más allá de lo que diga, es la acción desde esa persona la que nos lastima. Pero cuando buscamos justificarnos, tratamos de buscar los argumentos que hablen de lo que realmente somos, quizás algo de lo que nos dijeron si no es que lo somos, al menos nos lo creemos en cierto porcentaje. Si alguien me llama irresponsable y yo me ofendo y comienzo a buscar contra ejemplos, ataco, me frustro e incluso algo de culpa llega a mí aunque no lo manifieste, quizás tenga que trabajar la responsabilidad de alguna manera en mí.
Todo lo que el otro me critica, juzga o quiere cambiar de mí, sin que a mí me afecte, le pertenece a él
Todos estamos en lo mismo, así como a mí me toca trabajar lo que no veo bien en el otro, al otro le toca hacer lo propio cuando ve algo en mí. Puedo yo ser o no lo que esa persona me dice, pero esa persona está viendo su interior reflejado en mí, incluso mi misma presencia en su vida puede estar justificada especialmente, para hacerle ver eso que está juzgando en mí.
Todo lo que me gusta del otro, lo que amo en él, también está dentro de mí, reconozco mis virtudes y mis cualidades en el otro
Lo que admiro en el otro, lo llevo dentro de mí, esa belleza, esos talentos que puedo reconocer en el otro, me pertenecen de alguna manera, son un reflejo de mi realidad. Así que si vemos muchas cosas positivas en el otro, podemos sentirnos bien porque son un reflejo de cómo nos sentimos.
Básicamente la Ley del Espejo nos invita a sostener, que el otro no existe, que siempre estamos frente a nosotros mismos. Evidentemente en un marco de análisis personal y mejora de nuestro mundo interno y su reflejo como parte de nuestra realidad.
Evitemos ser duros con el otro, que muchas veces solo es un instrumento para ver lo que podemos mejorar o atender en nosotros mismos y armonicemos nuestro interior de tal manera que nuestro mundo exterior refleje lo bien que nos sentimos.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com