Mientras no enfrentes los monstruos en tu interior, seguirás viéndolos en tu exterior

Mientras no enfrentes los monstruos en tu interior, seguirás viéndolos en tu exterior
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Solemos intentar arreglar todo lo que ocurre en nuestro exterior, sin notar que la fuente de generación de absolutamente todo, incluyendo nuestros monstruos, se encuentra justo dentro de nosotros mismos.

Muchas veces nos pasamos la vida luchando en miles de batallas, sin ser capaces de ver que somos los productores de la película que protagonizamos. Toda la oscuridad que vemos afuera, no es más que una proyección de nuestro mundo interior. Solo cuando nos hacemos conscientes de ello y anclamos la mirada en quienes somos, podemos escoger lo que necesitamos atender, para que aquello que nos afecta de nuestro entorno cambie, desaparezca o deje de generarnos algún efecto.

El viaje hacia nosotros mismos requiere de mucha madurez, de sabiduría y de consciencia de que es la única manera que tenemos de conocernos y de sacar el mayor provecho a nuestra experiencia vital. Se requiere de mucho valor, para decir: esto a lo que le estoy haciendo frente en mi mundo exterior, corresponde a algo que tengo que atender en mi mundo interior. Es mi creación y me haré cargo de ella, para mi mayor bien y el de quienes me rodean.

Vernos con ojos de humildad, entendiendo que llevamos con nosotros un enrome equipaje de cosas que tenemos que clasificar, filtrar, desechar y conservar, nos lleva a garantizarnos experiencias, que van a reflejar nuestro deseo de hacerlo mejor, de obtener mayor provecho y de fluir y confiar en el proceso natural de la vida.

Los monstruos no viven debajo de tu cama, viven en tu mente

A veces la ignorancia acerca de nosotros mismos nos ahorra el reto de encontrar a los monstruos que se esconden en nuestra mente. Esos monstruos, que aunque no los logremos identificar, se hacen presente en nosotros a través del subconsciente para que tomemos decisiones y nos dirijamos por un camino en particular.

Mantenernos en ese estado de ignorancia solo nos resta posibilidad de actuar de manera consciente y así como a veces las verdades duelen, pero normalmente es mejor que salgan a la luz cubriendo cualquier engaño,  ocurre con nuestros monstruos internos… Nos puede costar encontrarlos, nos puede doler verlos a la cara, pero dar con la manera de acabarlos es sin duda un proceso de sanación muy potente. Proceso que nos evitará seguir percibiendo la manifestación de esos monstruos en nuestro mundo exterior.

Ocurre que no siempre tenemos que eliminarlos, a veces solo basta con reconocerlos, con tenerlos identificados, para que nos dejen de perturbar. Podemos quitarle la careta a un monstruo, para notar que debajo de ella solo hay una gran mentira, un gran miedo o un creencia absurda… Y ese monstruo enmascarado, muchas veces querrá quedarse solo para que creemos en su nombre algo valioso, que nos haga bien, sintiendo que sin él, eso positivo que nos ocurrió, ese crecimiento que obtuvimos, no hubiese sido posible… Es algo como si pasaran de monstruos a mascotas.

Ubicando a los monstruos

Los monstruos se caracterizan por causarnos temor y esto es bastante positivo cuando de ubicarlos se trata, puesto que solo tenemos que estar atentos  a lo que nos genere temor en nuestro mundo exterior, para buscar a ese monstruo que habita en nuestra mente.

Si tenemos miedo a fracasar en nuestras relaciones, podemos comenzar a buscar y tratar de sanar por ejemplo nuestros primeros vínculos, los que nos unen a mamá y papá, los fraternales o bien revisar cuáles fueron nuestros modelos de relaciones, identificando las creencias que se fueron sembrando en nuestra mente, que nos hacen manifestar experiencias que nos hablen de lo mismo y confirmen lo que ha sido sembrado y mantenido.

Aprovecha las señales de tus emociones. Cuando algo de nuestro entorno, no nos hace sentir bien, debemos buscar su raíz en nuestro interior, porque nada lo manifestamos por error o por casualidad.

Atiende a tus monstruos dentro y mira como desaparecen afuera.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.com


Sara Espejo

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