No busques excusas, no debes permanecer con quien te lastima
La mayoría de las personas que hemos estado relacionadas con alguien que nos lastima y no puedo excluirme de esta lista, tendemos a buscar excusas para justificar las acciones del otro que nos hieren y también para permanecer allí en donde es evidente que no deberíamos estar.
Pero ese “evidente” es claro desde afuera o evaluando los hechos luego de un período de tiempo. Pero cuando uno se encuentra inmerso en una relación, muchas veces cuesta ver con objetividad lo que ocurre. Mucho más aún, cuesta poder salir de allí.
Hay muchas maneras de lastimar y cualquiera de ellas debe ser atajada y corregida. Veamos algunas de ellas:
Ofender verbalmente:
Las ofensas pueden ser la manera habitual de expresarse de muchas personas, sin embargo, debemos acostumbrarnos a no permitir que nos ofendan de ninguna manera, ni en ninguna circunstancia.
Agredir físicamente:
El maltrato físico no solo genera dolor físico, sino emocional, socava la autoestima y construye muros de resentimiento y dolor que difícilmente se pueden derrumbar.
Humillar o hacer sentir inferior:
Aprovecharse de los puntos débiles del otro o buscar generárselos, solo muestra falta de amor sano y presencia de un espíritu vil.
Descalificar a la familia del otro:
Siendo normalmente un punto sensible, algunos maltratadores encuentran como foco, la familia de la pareja o de quien pretenden hacer sentir mal, para intentar avergonzarle a través de sus orígenes o quienes son sus seres cercanos.
No incluir en planes futuros:
Dejar por fuera de los proyectos es una manera de hacerle sentir al otro excluido.
Ignorar o no tomar en consideración las peticiones del otro:
Invalidar al otro es procurado cuando se ignora o cuando se desmerita lo que dice o demanda.
Está de más decir que nadie debería estar expuesto a un maltrato por parte de la persona con quien se ha permitido darse la oportunidad de relacionarse afectivamente. Sin embargo, ocurre, más de lo deseado.
Lo más sano es que cuando lo que nos lastima ocurra, busquemos las maneras de resolverlo sin que se haga rutina o se invada la relación de actitudes destructivas. Evitar colocarnos un venda en los ojos y pretender que eso no pasó, es un error que nos puede exponer a una tortura prolongada.
Como si fuese pequeño el problema, cuando la relación tiene una tendencia hacia el maltrato, una parte de nosotros busca la manera de justificar las acciones del otro, en pro de mantener la relación. Sin embargo, si lo que predomina en la relación es que alguno resulte lastimado y se han tomado las medidas que tenemos a la mano para buscar solución al problema, muy probablemente la salida más sana, sea considerar una ruptura.
Que las sonrisas siempre predominen sobre las lágrimas
Nadie debe estar sometido al maltrato por parte de otra persona, en ninguna de sus formas. Sabemos que abordar la situación puede ser complicado, incluso vergonzoso, pero peor es vivir en el yugo de una relación desgastante. Porque al final, quizás logremos recuperarnos de las heridas físicas y emocionales con las que resultemos, pero el tiempo invertido, no lo vamos a recuperar.
Si estás con una persona que te lastima de manera sostenida, debes limitar las excusas, incluso si una de ellas es que tú también la lastimas. Porque esas dinámicas tienden a ser bidireccionales, aun cuando la manera de lastimar no sea similar. De cualquier manera no resulta saludable el mantener relaciones que nos llevan a menos, en donde sentimos nuestro ánimo desvanecido, donde no podemos proyectarnos a futuro, o donde las lágrimas son más frecuentes que las sonrisas.
Aprendamos a cuidarnos, limitemos las excusas que nos mantienen unidos a alguien que nos lastima y aprendamos a establecer límites tempranos. Recordemos que con cada cosa que soportamos, le estamos diciendo al otro cómo permitimos que nos trate.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com