Y tú, ¿qué ves cuando te miras al espejo?

Y tú, ¿qué ves cuando te miras al espejo?
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Lo primero que piensas cuando te ves al espejo, dice mucho de tu autoconcepto y del trato que te das. Muchas veces podemos ser destructivos y hasta crueles con nosotros mismos, nos miramos con recriminación, con rechazo e incluso con desprecio.

Cuando la no aceptación de lo que somos se hace presente, vivimos en guerra con nosotros mismos y portamos un enemigo a donde vayamos, diciéndonos que no somos suficientes, que no somos merecedores, que muchos son mejores, que no tenemos capacidades para obtener lo que queremos y muchos otros de estos mensajes que nos conducen a resultados que aunque no son los que deseamos, son los que atraemos.

Tenemos que aprender a vernos con los ojos del amor y la aceptación, sólo esa mirada hará que lo que no va como queremos, comience a tomar un rumbo diferente. Cuando me miro al espejo y ubico algo que me guste, tanto de mis cualidades externas, como internas, cuando soy capaz de recordar mis triunfos, cuando me doy ánimo y reconozco el ser humano especial que soy, la vida comienza a mirarme diferente.

La vida me mira como yo me miro

Entender que todo parte del amor propio resulta esencial para crear la vida que deseamos vivir. Normalmente cuando sentimos que la vida es dura, es cruel, es amenazante y hasta un reto que no queremos asumir, debemos revisar cómo nos estamos tratando a nosotros mismos, qué mensajes nos estamos dando, qué es lo primero que pensamos cuando vemos nuestro reflejo en un espejo o cuando nos miramos a los ojos a través de alguno.

La vida siempre será una proyección de cómo se encuentra nuestro interior, de qué predomina, de cómo es nuestro diálogo interno y nuestra relación con nosotros mismos. A veces la mente es difícil de dominar y una parte de ella quiere tomar protagonismo, haciéndonos sentir que las cosas no van bien, que no debemos, que no podemos, que algo no es para nosotros, etc… Pero sólo si nos quedamos con esa idea, la profecía se cumplirá.

Para evitarlo, debemos distanciarnos de la mente y observarla, hacernos conscientes de que lo que dice no es cierto y aprender a mirarnos y a tratarnos con amor. Cuando fomento el amor y el respeto hacia mí, hago más difícil que esos pensamientos con los cuales nos agredimos aparezcan y predominen y se me hace mucho más sencillo mirarme al espejo y ver lo que amo de mí, reconocer el ser especial que soy… cuando soy capaz de hacer eso, le estoy diciendo a la vida: estoy listo para recibir las maravillas que tienes para mí y ella gustosamente, responderá coherentemente a nuestro mensaje.

Hazlo todo desde el amor

Podemos tener cosas en nosotros que nos gustaría corregir, pero debemos estar claros en algo: cualquier cosa que yo intente modificar en mí, debo hacerla desde el amor y la aceptación y no desde el rechazo. Bien sea a nivel físico o en cualquier otro plano, emocional, intelectual, etc, cualquier elemento que yo quiera modificar, lo haré porque me amo y no lo contrario… Los cambios motivados por el autorechazo o la poca aceptación, normalmente no terminan por satisfacernos, sino por el contrario, terminan por conectar con más de lo que ya hay: frustración, rechazo e incluso odio… Parece descabellado, ¿odio hacia nosotros mismos? Pues hay muchos más casos de los que nos gustaría… y desde ese punto pretenden que otros vean en ellos, lo que ellos no pueden.

Bendigan sus cuerpos, sus talentos, sus capacidades, enfóquense en las cosas que van bien en sus vidas. Sean amables en su trato y en su diálogo interno, celebren sus logros, relaciónense por afecto y no por interés… Y cuando se miren al espejo, procuren antes de cualquier otra cosa, reconocer al ser valiente y amoroso que habita en ustedes. Eres único y maravilloso, trátate como tal.

Por: Sara Espejo – Reencontrate.com


Sara Espejo