Perdonarme hace que mi mundo se transforme
Perdonarme… puede ser más difícil que perdonar a otro… Muchas veces vivimos con culpas por eventos del pasado que no logramos perdonarnos, sin entender el castigo permanente que nos estamos propinando y mucho menos sin hacernos consciente de lo que atraemos a nuestras vidas.
Entendamos que somos un imán andante y que atraemos a través de nuestra vibración. Dicha vibración cual viene enlazada a lo que somos, lo que sentimos y lo que pensamos. Cuando vivimos cargando con nuestros errores, sin poder perdonarnos, solo estoy sentenciándome. Le estoy diciendo al Universo no merezco cosas buenas en mi vida, no merezco ser valorado, no merezco ganar más dinero, no merezco relaciones nutritivas, porque en el fondo al no perdonarme, necesito de alguna manera pagar por lo que hice.
Y así voy por la vida, sin poder asociar lo que me ocurre con aquello de mi pasado con lo cual no logro reconciliarme, aquello que no me perdono. Trato de hacer buenas acciones que compensen algún error, algún daño que haya generado, pero persiste esa sensación en mí de que si hubiese hecho las cosas de otra manera, todo sería diferente.
No podemos cambiar el pasado
Como ya sabemos bien, el pasado no lo podemos cambiar, pero sí podemos cambiar cómo ese pasado se traslada a nuestro presente y podemos ver cada experiencia como una posibilidad de crecimiento, asumiendo responsabilidad, pero sin sentir culpa. Porque ese sentirnos responsables por lo que hicimos y creamos, nos permite ver las cosas diferentes e incluso nos aleja de un papel de víctima que siempre nos resultará inconveniente.
Sentirnos víctimas de otras personas, de la vida o de nosotros mismos nos coloca en una posición desvalida y sin control, donde la vida nos confirmará de muchas formas que estamos siendo atacados y maltratados, porque una víctima, siempre atrae a su victimario, es una ley.
Para perdonarnos debemos tomar en cuenta lo siguiente:
Hicimos lo mejor que pudimos en el momento en el cual ocurrió
No importa cuál es mi nivel de consciencia ahora, cuáles son mis herramientas, ni mi experiencia. En ese momento pensé que era lo mejor, para mí y/o para los involucrados, indistintamente de los resultados.
Estamos en un constante proceso de cambio
Hay cosas como nuestros valores que resultan generalmente firmes, aunque incluso el paso del tiempo o ciertas experiencias nos puede hacer cambiar de opinión en cuanto a lo que antes consideramos fundamental. Pero en términos generales todo cambia y hoy podemos ajustarnos a una versión mejorada de nosotros mimos.
Debemos amarnos en lugar de enjuiciarnos
Amar nuestra experiencia, nuestras acciones, nuestros errores y nuestros aciertos, nos ayuda a ver de manera integral quienes somos y si somos amorosos y compasivos, de seguro se nos hará más sencillo mirar al pasado con intención de perdonarnos.
Los errores también nos muestran un camino, el que no debemos volver a tomar
Los tropiezos, las caídas, nos hacen estar pendiente de la ruta. Nos ayuda a determinar con experiencia los caminos que queremos recorrer y si hemos aprendido de lo ocurrido, no volveremos a repasar nuestras huellas.
Nuestro mayor estado de consciencia lo alcanzaremos cuando para nosotros no haya nada que perdonarnos. No porque no merezcamos perdón, sino porque asumimos que lo que hicimos en cada momento de nuestras vidas. Fui lo único que pudimos haber hecho y fue perfecto.
El perdón hacia los demás y hacia nosotros mismos es un regalo, de los más grandes que podemos darnos. Nos liberamos de una carga muy pesada, sanamos nuestras heridas y modificamos nuestro sentido de merecimiento y nuestro punto de atracción, sintonizando con mejores experiencias… Es por ello que podemos afirmar que cuando nos perdonamos, nuestro mundo simplemente se transforma.
Por: Sara Espejo – Reencontrate.com