La importancia de tener responsabilidad afectiva contigo mismo
La responsabilidad afectiva es un tema que está siendo muy observado en los últimos tiempos, no obstante, el término se utiliza generalmente para hacer entender que debemos tener responsabilidad con las emociones de los demás. Pero… ¿Donde queda la responsabilidad emocional con uno mismo, contigo mismo?
Desde que nacemos, aprendemos a creer que nuestras emociones dependen de terceras personas, o de las circunstancias externas. Tendemos a “responsabilizar” a los demás de nuestro sentir, y nada está más lejos de la realidad. Las emociones dependen de nosotros mismos, y debemos aprender a gestionarlas en la medida en que nos hacemos responsables de nuestro propio ser.
Que es la responsabilidad afectiva contigo mismo?
Tener responsabilidad afectiva hacia uno mismo es evitar someterse de manera pasiva a las emociones de otras personas (familia, amigos, jefes, etc.). Es evitar convertirte en rehén de lo que esas personas hagan, digan, o dejen de hacer, condicionando tu alegría, rabia, entusiasmo o tristeza, al comportamiento, actitud o palabras de otra persona.
Ser responsable de tu parte afectiva, es poner fin a esas relaciones que te alejan de tu bienestar y te convierten en una persona infeliz, que saca a flote tu lado oscuro.
Entiende que no puedes controlar lo que cualquier otra persona hace o piensa. Lo único que realmente puede controlar y modificar es qué sientes y piensas al relacionarte con esa persona.
Intentar cambiar a alguien nunca ha funcionado y nunca funcionará. En caso de una pareja que te causa infelicidad, lo único que puedes hacer es plantearte la incógnita: si esta persona no es quien yo quería que fuera y me causa tanto dolor, ¿por qué me quedo allí, intentando e insistiendo?
Igualmente sucede con situaciones tales como un jefe altanero o una familia tóxica. Estés donde estés, siempre debes detenerte y hacerte preguntas. Siempre debes saber que esa situación la puedes cambiar a tu favor asumiendo tu propia responsabilidad emocional.
Es tu responsabilidad detectar cuándo una persona logra controlarte o dominarte través de la carga emocional. Esta es una forma de dominación muy común que puede ser dada consciente o inconscientemente. Es es una manera muy sutil destruir la libertad de los demás, y tú no quieres ser destruido por nadie.
Solo aquellos que no tienen responsabilidad emocional hacia sí mismos son lastimados repetidamente.
Debes entender que solo está dominado, de alguna manera, quién lo permite. Solo aquellos que se rinden son vulnerables a los deseos del otro. “Solo aquellos que no están protegidos son encarcelados”.
Aprende a asumir la responsabilidad de tus emociones:
Conócete a ti mismo: El auto-conocimiento es un punto clave para comenzar a responsabilizarte por tus estados emocionales, y no dejarlos a merced del vaivén emocional de los demás.
- Ámate a ti mismo: Hazlo hasta el punto de poder renunciar a lo que te quita la paz, el equilibrio, y la auto-valoración. Amarte a ti mismo te protege de aquello que te da unos minutos de satisfacción y muchas noches empapando la almohada de amargas lágrimas.
- Define tus límites: Descubre y hazte consciente de lo que puedes o no puedes permitir en nombre de un gran amor, de un trabajo o de nexos familiares, y protégete de todo lo que te hiere. Pon tus límites sanos, escucha tu intuición. Solo tu puedes saber sobre ti mismo y sobre lo que sientes o intuyes.
- Entiende que no puedes cambiar a nadie: No pierdas tu equilibrio tratando de entender lo incomprensible. No te rompas en pedazos para mantener al otro entero.
Muchas cosas que vivimos y atraemos son situaciones puestas en el camino para nuestro crecimiento y fortalecimiento personal. Pasamos por situaciones dolorosas para madurar y obtener sabiduría, por eso debemos estar conscientes de que toda situación o persona nos está enseñando a amarnos por sobre todas las cosas.
Cuando entendemos que la lección es AMARNOS, dejaremos de permitir lo que nos hace daño y desagrada a nuestra alma o nuestro ser.
La idea es vivir en consciencia de lo que somos, aceptando, abrazando y observando con lupa nuestras emociones, para poder conocerlas y gestionarlas de manera efectiva, a nuestro favor.
Asume las riendas de tus emociones y acciones.
La responsabilidad sobre tus emociones implica también evitar jugar con los sentimientos de los demás. Es decir, la simple normativa de “no hacer a los demás lo que no quieres hacerte a ti mismo, o no quisieras que nadie te haga”, te engrandece como persona y te coloca en un estatus vibracional privilegiado.
Muchas veces, por no conocernos ni saber porqué sentimos lo que sentimos, nos vemos envueltos en un voraz remolino emocional, que no logramos controlar fácilmente. De ahí viene el colapso emocional y por consiguiente la depresión, la ansiedad y cualquier desequilibrio que roba nuestra paz.
Gestionar inteligentemente nuestro motor, que son nuestras emociones, nos llevará victoriosos a un estado de plenitud y armonía inimaginable! Vale la pena tomarse el tiempo para dedicarlo a nosotros mismos y nuestro crecimiento personal.
Sé compasivo y amable contigo mismo. Explora tus fortalezas y tus debilidades, libérate de la necesidad del apego, tanto emocional como físico y material. Indaga sobre tus emociones no procesadas, las transiciones no resueltas, los traumas no liberados, etc. Todo suma hacia la liberación de tu ser como individuo creador pleno.
Aprende a alejarte de las personas tóxicas fácilmente.
A medida que tomes la responsabilidad afectiva como una causa importante para ti mismo, tu vida irá cambiando positivamente. Pronto te darás cuenta de que no podrás volver a ser la misma persona inestable y manipulable que fuiste! Tendrás una vida más productiva y más feliz!
Por: Loubna Hatem ∼ Reencontrate.com
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