La herida emocional del rechazo es la que más se arraiga
Algunas personas no pueden soportar el rechazo. Por lo general, es porque fueron rechazados cuando eran demasiado jóvenes para poder procesarlo. También es posible que hayan sido rechazados por uno o ambos padres. O quizás sus compañeros de escuela o jardín infantil, le hayan hecho un desplante significativo. Esto sucede generalmente antes de los 6 años de edad.
Si tienes la herida del rechazo, tal vez, cuando eras niño o niña, no sentiste esa importante conexión de aceptación por parte de tus padres. No te hicieron sentir apreciado, te alejaron, te ignoraron o no estaban disponibles cuando querías conectarte con ellos.
Es posible que tus compañeros hayan elegido a otros niños para ser amigos. Estos rechazos te hicieron sentir que no eras digno de ser amado o incluso que no eras agradable. Pensaste que había algo mal contigo, lo que hacía que las otras personas no quisieran conectarse contigo.
Sea la razón que sea, lo cierto es que las personas con la herida del rechazo sufren una sensibilidad que los abruma en la edad adulta.
La herida del rechazo es más común de lo que se cree
A veces, estas personas ven el rechazo cuando ni siquiera existe. Si alguien no está de acuerdo con ellos, se sienten rechazados. Si alguien no devuelve su mensaje de texto, se sienten rechazados. Si alguien no mantiene el contacto visual cuando está hablando, lo sienten como un rechazo.
Cuando las personas heridas se sienten rechazadas, reaccionan de forma exagerada. Algunos de ellos se enfurecen y te culpan a través de su herida interna. Luego te enumeran las veces que se sintieron rechazados por ti desde que comenzó la amistad. Algunas personas que se sienten rechazadas se vuelven violentas y te lastiman.
La herida del rechazo a menudo tiene un vínculo con la fase en la que los niños se dan cuenta de que su madre no puede estar constantemente con ellos. Esto también se conoce como ansiedad por separación
Algunas personas heridas, retroceden e interiorizan lo que sienten. Captan el desaire percibido y se culpan a sí mismos por ser inadecuados. Piensan: “Debe haber algo mal en mí, porque esta persona prefiere hacer otras cosas en lugar de pasar el día conmigo”.
En la infancia deberíamos adquirir la suficiente confianza en nosotros mismos, pero si de niños sentimos un rechazo, consciente o no, se creará un vacío emocional que causará incomodidad en la vida adulta.
¿Qué significa vivir con una herida de rechazo?
La herida del rechazo es como un sentimiento (imaginario o con base) de haber sido rechazado y no deseado por alguien importante. Una persona con esta herida interna, constantemente siente miedo de no ser lo suficientemente buena, y le aterrorizan los juicios de otras personas.
Sus sentimientos sufren un choque emocional continuamente, en diferentes grados, dependiendo de su personalidad, su edad o la situación misma.
Sin embargo, lo que caracteriza la herida del rechazo en una persona, es el continuo sufrimiento a largo plazo. Es como si estuviera viviendo situaciones de rechazo repetidas veces a diario.
Por supuesto, cuando tenemos una discusión con alguien a quien amamos y estamos ansiosos, no nos decimos “¡oh, esa es mi herida de rechazo que se activa!” … La mayor parte del tiempo, esa herida permanece reprimida e inconsciente mientras resurge de nuestro pasado.
Factores que refuerzan el dolor hacia el rechazo:
No todas las heridas de la infancia se experimentan de la misma manera. Algunos logran dominar el sentimiento, y otros, simplemente lo reprimen. Si la curación no se produce, se deben tener en cuenta algunos factores que refuerzan el sentimiento de rechazo. Por ejemplo:
- Hipersensibilidad: si uno es hipersensible o tiene trastornos psicológicos.
- Violencia: si ha sido abusado o descuidado, especialmente durante la niñez.
- Recurrencia: si ha vivido varias situaciones de rechazo, como una ruptura repentina en el amor, o incluso en la amistad.
- El grado de afecto: si se trata de una figura de apego como una madre o un padre, o una persona muy cercana, el sentimiento de rechazo se vivirá de forma más violenta.
¿Cómo saber si estamos sufriendo una herida de rechazo?
Hay varios tipos de comportamiento que pueden ayudarnos a comprender si estamos sufriendo una herida de rechazo.
- Situaciones de fuga: Debido a que tenemos miedo al rechazo de los demás, tenemos tendencia a huir de las relaciones sociales, independientemente de su naturaleza (amorosa, familiar, amistades, profesional, etc.). Este es un mecanismo de defensa que muchos de nosotros usamos para evitar el sufrimiento y el miedo al fracaso en las nuevas relaciones.
- Falta de confianza en nosotros mismos: Nos cuestionamos constantemente quiénes somos. Sentimos que no somos lo suficientemente interesantes, lo suficientemente bonitos, lo suficientemente divertidos, etc. Además de eso, nos sentimos más fácilmente atacados por los demás, por sus palabras o su comportamiento. Tiendes a pensar que nunca se te aprecia con sinceridad debido a esta falta de estima.
- Participar en actos de auto-sabotaje: Sabotear nuestras relaciones debido a la anticipación del rechazo.
- Poner a los demás primero: Hasta el punto de olvidarnos de nosotros mismos en determinadas situaciones.
¿Cómo superar la sensación de rechazo?
Curarse de una herida de rechazo requiere de mucho amor propio. Sería ideal poder pisar un botón de “eliminar” en algún lugar dentro de nosotros, para que desaparezca aquello que nos está lastimando… Sin embargo, la realidad es que se requiere de terapia y autoconocimiento, así como desarrollar el amor propio a su máxima expresión.
Aquí algunas sugerencias para trabajar en ti…
Escúchate a ti mismo:
Para lograrlo, es necesario practicar la introspección. De hecho, el autoanálisis permite encontrar el origen y el significado de la herida, aceptando los sentimientos que la acompañan. Tienes que poder volver a tu mundo interior escuchando, observando y analizando tus emociones en relación con una situación.
Aceptar tus emociones es más fácil de decir que de hacer, especialmente si nunca te has tomado el tiempo de escucharte a ti mismo.
La soledad es una buena consejera cuando se trata de autoanalizarnos y adentrarnos en nosotros mismos. No temas a estar solo.
Busca con quien hablar de tus heridas:
Ser consciente de que tienes heridas internas es un gran avance. Sin embargo, es necesario hablar, expresar lo que sientes, y escuchar las versiones de los demás (Preferiblemente de un terapeuta).
Tener la mente abierta para aceptar nuestros puntos oscuros, es clave para buscar las respuestas en lo más profundo de tu ser. Lo ideal es buscar ayuda profesional para que te guíe en el proceso.
El apoyo psicológico es la mejor manera de aprender a aceptar sus cicatrices emocionales.
Escuchar y evitar emitir juicios nos ayuda a expresarnos libremente sobre nuestro pasado y nuestros sentimientos. Esto nos permite iniciar una fase de reconstrucción para calmar nuestras emociones.
El tipo de seguimiento más adecuado para tal sufrimiento, es el psicoanálisis. Este nos permite mirar con confianza hacia el pasado, y descubrir aquello que nos obstaculiza nuestro camino.
El rechazo puede crear un gran desgarre emocional: Si sentimos el más mínimo dolor o cuestionamiento, no debemos dudar en consultar a un terapeuta para obtener ayuda.
Extender la mano por ayuda, es la mejor manera de evitar ser invadido por sentimientos destructores.
A partir de la terapia, podremos entender que no somos responsables de esta herida de rechazo. Es una forma de perdonar a los demás y de perdonarnos a nosotros mismos, para seguir adelante y vivir una vida más plena y feliz.
Por: Loubna Hatem ∼ Reencontrate.com